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domingo,
16 de
octubre de
2005 |
Una muestra de la distancia entre ricos y pobres
"El Estado está abandonando la función de prevenir el delito. Y la falta de una legislación, de reglas claras, hace que la seguridad se convierta en una mercancía, algo más que se compra y se vende en el mercado", advierte el constitucionalista Oscar Blando, puesto a analizar el incremento que han tenido en el último año y medio las agencias de seguridad privada. Al mismo tiempo, el profesor de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y presidente de la comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados, advirtió que esta situación es una demostración más de las distancias que separan a ricos y pobres. "La inequidad se acentúa también en términos de seguridad", señala.
Para Blando, que se multiplique el número de vigiladores no conduce necesariamente a que la ciudad esté más segura. "A veces sucede al contrario. Con la historia que ha tenido nuestro país, muchas de las personas desplazadas del orden estatal represivo han ido a parar a las agencias de seguridad. Por esto es ineludible que exista un control del Estado democrático sobre estas empresas".
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