Año CXXXVIII Nº 48882
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 21/09
Turismo 18/09
Mujer 18/09
Economía 18/09
Señales 18/09
Estilo 17/09

contacto

servicios
Institucional


 domingo, 25 de septiembre de 2005  
A la deriva
Central perdió y profundizó su crisis

Mauricio Tallone / La Capital

Tantos cabos sueltos acechan y confunden a este momento futbolístico de Central que ayer dio otra sobrada muestra de que el equipo está a la deriva. No reacciona, no se levanta. Sigue plegado a una imagen futbolística atornillada a la chatura y a la oscuridad individual. La goleada ante Gimnasia refuerza más que nunca la visión de una formación en emergencia, que anda con la sirena puesta desde aquel triunfazo en el clásico por la Sudamericana.

Gimnasia ganó porque siempre supo lo que debía hacer y cómo conseguirlo. Todo un plan para un rival que mostró nuevamente serias fallas estructurales y encaró el partido movilizado por impulsos espasmódicos. No se entiende por qué se desarmó Central ante el primer imprevisto que le ofertó el trámite.

Es cierto que la tempranera expulsión de Diego Calgaro (ver aparte) condicionó los movimientos canallas y obligó a Cuffaro Russo a rearmar la línea media. Pero tampoco esa eventualidad sirvió como coartada para explicar lo que vino después. Se desmanteló con la facilidad de un equipo que, ante el primer golpe, besa la lona para no levantarse nunca más.

La dimisión de Central sucedió mucho antes de la salida del volante. Porque antes del primer gol del uruguayo Vargas, el conjunto de Troglio había gozado de un par de oportunidades mal resueltas por Goux y Cervera. Todo un indicio para empeorar este presente.

La contestación canalla no sólo no llegaba, sino que un intento quijotesco de Villa quedó prisionero de una anécdota. Es que ese remate del delantero fue la única jugada de riesgo que generó en los noventa minutos el conjunto de Cuffaro Russo.

Si los últimos pasos de Central retrataron a una defensa desconcentrada y distraída, los siete minutos fatales que vivió anoche directamente merecen ubicarse en la peor carta de presentación de Fassi y Moreira. El único exonerado del descontrol colectivo, por juego y ganas, fue Raldes.

Precisamente un pase en profundidad de Licht agarró en el quinto sueño a Fassi y compañía, y Gonzalo Vargas coronó el obsequio con una definición cruzado ante la salida de Ojeda. Acto seguido, Escobar aprovechó otra desinteligencia defensiva, progresó por derecha y envió el centro para que Vargas gritara por partida triple y adormeciera cualquier atisbo de reacción de Central.

El entrenador Cuffaro Russo intentó torcer el inexorable destino con los ingresos de Borzani, Ruben y Diego Villagra. Pero nada cambió. Fue más de lo mismo porque la historia no necesitaba canjear nombres. La deuda estaba instalada en la actitud, un atributo que Central parece haber perdido en las mieles de los festejos post clásico.

No hubo tiempo para nada más. La goleada estaba sellada y lacrada. Los fantasmas siguen hospedados en la confusión que gobierna a Central. Si el equipo de Cuffaro no los desaloja en un par de días, sólo un milagro podría salvarlo del derrumbe total el jueves ante Inter en Porto Alegre.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Tristeza canalla tras otra floja actuación.

FichaFicha

Síntesis


Notas Relacionadas
Cuffaro: "Tocamos fondo"

Llega en el peor momento

Cuffaro decidió suspender la práctica de hoy para reponerse del mal momento

Revuelo infundado por la salud de Zof

Las imágenes le dan la derecha a Beligoy


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados