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miércoles,
03 de
agosto de
2005 |
Editorial:
El conflicto de los pescadores
El conflicto de los pescadores ha adquirido una intensidad que verdaderamente asombra, preocupa y debe obligar a la reflexión a los sectores involucrados, ya que de continuar en ese nivel todos pueden perder más de lo que ganen. Precisamente, en los piquetes realizados anteayer en los accesos a Victoria hubo momentos de fuerte tensión entre los camioneros que esperaban cruzar el puente, lo que pudo derivar en una batahola entre trabajadores, con lamentables consecuencias.
Semanas atrás eran pescadores santafesinos quienes reclamaban que se les permitiese traer la producción a territorio provincial. Hubo un acta de acuerdo entre las dos provincias, que incluyó mantener la medida de 42 centímetros en los peces que se extraen para su comercialización. Esta decisión desató el malestar en los pescadores entrerrianos, quienes pretenden rebajar la medida a 38 centímetros. Desde luego, la reducción les permite una mayor capacidad de venta a los frigoríficos. Pero, paralelamente, afecta el proceso reproductivo de los ejemplares -sábalo, boga y tarucha-, con lo cual tendrán menos posibilidades en el mediano plazo de mantener su fuente de recursos. Y además, la devastación podría afectar seriamente el equilibrio ecológico entre las especies del río Paraná.
La jornada de anteayer terminó en un acta de compromiso temporaria entre pescadores, un senador por Victoria, un diputado provincial, el intendente, concejales y la policía. Se autoriza a obtener piezas no menores de 40 centímetros, con una tolerancia de 38, para el 10 por ciento de lo extraído. No obstante, desde la Subsecretaría de Asuntos Agrarios y Recursos Naturales de Entre Ríos informaron que continúa firme la decisión de mantener el mínimo de 42 centímetros, porque eso fue lo acordado con Santa Fe. "No se puede estar dando marcha atrás a cada rato", señalaron con criterio. En consecuencia, no se pueden descartar nuevos cortes sobre el puente Rosario-Victoria.
Antes de que ello ocurra, ambos gobiernos deberían impulsar un diálogo a fondo con los gremios y los frigoríficos. Son demasiadas cosas las que se están poniendo en juego y muchos costos que comienzan a pagarse por la falta de sentido común. Es posible encontrar mecanismos para paliar los déficit de cada sector, ya que se está en una etapa de crecimiento. Paralelamente, deben extremarse los controles, de forma que la comercialización no atente contra los recursos.
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