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miércoles,
29 de
junio de
2005 |
Duelo de talentos
Uno sonríe. El otro casi nunca. Uno protagoniza de tanto en tanto veloces sprint. Al otro difícilmente se lo vea correr con furia. Ambos tienen magia en los pies. Uno es brasileño, el otro argentino: son Ronaldinho y Riquelme.
No deja de ser curioso que hoy se encuentren sobre el césped del Waldstadion de Franckfort un Riquelme defenestrado de Barcelona y un Ronaldinho que fue su sucesor en el club azulgrana.
Para muchos, el Barça tomó la decisión correcta, porque con el juego dinámico del brasileño logró el título que hacía años no conquistaba. Pero al mismo tiempo que el brasileño encandilaba, Riquelme optaba por el perfil bajo de un Villarreal al que llevó a los primeros puestos de la Liga española.
Ambos, en definitiva, se tutean con el éxito. Cada uno ofrece razones para ser admirado como jugador. Y ambos marcan con su juego a Brasil y Argentina.
Ronaldinho, de 25 años, es el "director suave", según el diario alemán Frankfurter Rundschau, que describe a Riquelme, de 27, como "un paseante con espíritu". Lo dio a entender el mediocampista alemán Sebastian Deisler: "Riquelme jugó fantástico ante nosotros, pese a que no corrió una sola vez".
La web oficial de la Fifa apeló ayer a la estadística para demostrar por qué Ronaldinho y Riquelme son figuras de la Copa Confederaciones. El argentino dio un total de 338 pases en cuatro partidos, 68 más que el siguiente jugador, que fue Ronaldinho.
Y ninguno fue tan efectivo con sus pases como Riquelme, ya que 283 de esas pelotas llegaron al destinatario correcto, casi un 85 por ciento de efectividad.
Ambos son estandartes del fútbol ofensivo, pero sobre todo hombres insustituibles en el esquema diseñado por Carlos Parreira y José Pekerman. La Argentina de Marcelo Bielsa apostaba al vértigo y la presión constante en el campo contrario, mientras que la de Pekerman, más sosegada, es ideal para el juego de Riquelme.
Tienen muchos puntos en común, pero sus personalidades no podrían ser más opuestas. Si es cierto que la melancolía del tango refleja cabalmente a los argentinos, hay pocos futbolistas tan argentinos como Riquelme. Y si es cierto que Brasil es sinónimo de color, ritmo y alegría, Ronaldinho es el más brasileño de los brasileños que juegan al fútbol.
Amante de la música y el baile, Ronaldinho impuso en los últimos tiempos el fútbol-sonrisa, demostrando que se puede jugar en el nivel más alto sin perder humanidad, dando la impresión de que realmente disfruta de lo que está haciendo.
"Nacimos con una sonrisa en la cara", asegura Ronaldinho cuando se le pregunta por el buen ambiente que reina entre sus compañeros de selección. "Y así vivimos, porque al fin y al cabo somos gente afortunada. Hacemos lo que más nos gusta, y eso es jugar fútbol".
Román confunde. Por la cara que muchas veces tiene, parecería a veces que no disfruta de lo que hace. Claro error. Los seguidores no tienen problemas en aceptar su figura triste, desgarbada y tímida siempre y cuando Riquelme se dedique a hacer lo que mejor sabe: jugar al fútbol. (DPA)
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