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| martes,
28 de
junio de
2005 |
El soñador
Bianco cuenta cómo armó a Tiro para ascender
Mariano Bereznicki - Rodolfo Parody / La Capital
La rutina de José María Bianco se alteró, solicitado como nunca por la prensa. Sobrio y sereno, el entrenador revivió ayer el ascenso a primera división junto a Ovacion y dejó en claro sus próximas pretensiones. Porque si renueva el contrato con Tiro Federal, su ambición es ingresar a una copa.
"A diferencia de muchos, nunca dude del ascenso. Si hasta los medios decían que Gimnasia de Jujuy venía con mejor envión anímico y tenía toda una provincia detrás. Pero adentro de la cancha son once contra once y ni el público influye. Hubo partidos en los que tuvimos toda la gente en contra y jugamos muy bien", reflexiona.
Bianco asegura que el encuentro en Jujuy fue muy tranquilo. "Sabía que no dependía de una pelota parada o de la suerte. Contamos con cuatro o cinco jugadores que se pueden inspirar en cualquier momento. Eso te da una gran confianza", dice.
La convicción de que la gloria no se les escapaba se reforzó durante el entretiempo de la revancha, cuando hubo "un grito unánime de los jugadores que no había sucedido en ninguno de los partidos anteriores. Por eso digo que nunca dudé".
En el momento de mayor éxtasis por la consagración, se le pasaron "un montón" de imágenes y recuerdos: "El primer técnico que tuve, mi viejo llevándome a los entrenamientos, mi familia, los jugadores que se quedaron acá y no fueron partícipes del festejo, y las personas que hacen mucho por el club y de las que nadie se acuerda".
Repasa las primeras conversaciones que mantuvo con el presidente Carlos Dávola apenas llegó a Tiro y cuenta que se pusieron de acuerdo en "armar un equipo competitivo, con el estilo que yo pretendía. A partir de esa coincidencia en la forma de jugar, empezamos a seleccionar los jugadores. Eramos dos soñadores con la ambición de pelear por algo importante, y lo conseguimos".
La ilusión se sostuvo sobre una forma de concebir el fútbol que tuvo fieles intérpretes y otros que se fueron identificando de a poco. "A veces proponía en los entrenamientos que jugaran la pelota de la cintura para abajo. Si eso no ocurría, les cobraba infracción. Al principio había algunos a los que no les gustaba, pero de a poco entendieron la idea y fuimos hablando todos el mismo idioma. A lo mejor es el camino más largo, pero estéticamente el más lindo", señala.
"La idea era manejar siempre el trámite del partido a partir de la posesión de pelota. A lo mejor no llegábamos al área con la contundencia y eficacia que podíamos tener con dos delanteros, pero las situaciones las creábamos. Porque jugábamos con Bezombe, Gordillo, Romano y García, que son volantes ofensivos; con Yacuzzi, que se iba más arriba de lo que marcaba, y hasta Noce se animaba", agrega.
Luego vuelve a hablar del desenlace del campeonato y deja toda una síntesis sobre su manera de vivir el fútbol: "Muchos podrán pensar que durante meses estuve estudiando a Gimnasia. Nosotros apenas les mostramos a los jugadores un casete de quince minutos y otro de diez el día anterior a la final. Nunca le dimos tanta importancia al rival. Es que estábamos convencidos de que podíamos lograr el ascenso".
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El técnico aseguró que nunca dudó en subir.
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