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 domingo, 26 de junio de 2005  
Entrevista. El presidente de Boca teme que cuando empiece la campaña sufra escraches como López Murphy
Macri: "Parece que Ibarra tiene peste porque todos huyen de su lado"
El titular de Compromiso para el Cambio calificó de "disparatado" el regreso de Cavallo a la política

Walter Palena / La Capital

Mauricio Macri parece andar con paso frenético. Su teléfono celular suena todo el tiempo y por consultas de las más variadas, que van desde su metier político hasta los aspectos más pequeños de la vida institucional de Boca Juniors. Pero todo tiene un límite, sugiere con un gesto el dirigente cuando se sienta en el sofá de la Redacción de La Capital y, frente al grabador encendido, pide disculpas y se predispone a contestar las preguntas.

El titular de Compromiso para el Cambio rechaza cualquier posición ideologizante. Dice que los problemas de la Argentina ya no pasan por la división entre izquierda y derecha, sino por la capacidad de gestión que puede exhibir un candidato. También advierte sobre la intolerancia que campea entre la dirigencia, entretenida, dice, en agraviar más que en buscar puntos de acuerdo. Es por eso que no le sorprenden los escraches que soporta su socio político Ricardo López Murphy, y sospecha que le puede pasar lo mismo a él cuando largue su campaña para ser diputado por la Capital Federal.

En ese terreno, Macri deja entrever que su respaldo a la continuidad de Aníbal Ibarra como jefe de Gobierno porteño es un mensaje de doble faz: por un lado respeta la institucionalidad, pero por otro obliga al gobierno de Néstor Kirchner a no despegarse tan fácilmente del político que ellos apoyaron para ocupar ese lugar. "Porque ahora parece que Ibarra tiene peste, todos huyen de su lado", grafica.

-¿Cómo observa la campaña en la Capital Federal que lo tiene como protagonista?

-Espero que no sea tan vulgar y agresiva como arrancó. Tampoco que sea como la anterior. Pero igual no voy a entrar en las provocaciones. Yo vine a la política para hacer un aporte que tiene que ver con un proyecto de crecimiento para la Argentina, una estrategia de cómo entrar al mundo, de vender más y de que haya más trabajo para los ciudadanos. Voy a hablar de eso y de cómo recuperar Buenos Aires, porque visitando Rosario me hace extrañar más a nuestra querida ciudad cuando tenía la paz que encontré aquí, el respeto de la gente en la calle, y no el caos en el que se ha convertido la Capital Federal.

-Cuando enfrentó a Ibarra en el 2003 el gobierno se involucró mucho en esas elecciones, pero ahora hay como un operativo despegue.

-Porque ahora parece que Ibarra tiene peste, todos huyen de su lado. Si ellos en su momento postergaron el cambio, hoy el presidente Kirchner y el gobierno tienen la responsabilidad de apoyar una gestión para que no sea tan flaca, tan mala, porque el abandono de la ciudad de Buenos Aires es terrible.

-¿Cuando respaldó a un Ibarra jaqueado, lo hizo también para que el gobierno no se despegue tan fácilmente del candidato que apoyaron?

-Puede ser. Pero la realidad es que yo creo en la institucionalidad. Si la ciudadanía eligió a un jefe de Gobierno, debe terminar su mandato. Salvo que las instituciones, por la tragedia de Cromañón, dictaminen que hubo responsabilidad de Ibarra. Eso lo decidirá la Legislatura o la Justicia, pero no un presidente mirando encuestas.

-En los últimos días López Murphy sufrió una serie de escraches. ¿Teme que le pase lo mismo?

-Posiblemente me suceda lo mismo. No empecé la campaña y entonces me estoy salvando. Hay en Buenos Aires un clima de mucha intolerancia, hay poco sentido democrático. La política tiene que volver a ser entre adversarios y no entre enemigos. Y gran parte de la dirigencia tiene la culpa de que esto no ocurra. En un país tan herido como el nuestro, necesitamos maximizar las coincidencias y no hacer eje todo el tiempo en las cosas que dividen.

-Cuando perdió las elecciones con Ibarra, la estrategia del gobierno fue vincularlo con la década del 90 y el menemismo...

-Y la van a volver a repetir. Pero a mí sinceramente me causa gracia, porque nunca tuve un cargo público durante los 90; en más, rechacé ofrecimientos. Los que me hacen esas imputaciones son los que han sido parte del gobierno de Menem o lo acompañaron en un boleta.

-¿Cómo toma la irrupción de Cavallo en la escena pública? ¿Cree que es una maniobra del gobierno teniendo en cuenta el estrecho vínculo entre el ex ministro y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández?

-Eso dicen, pero como mínimo es disparatado. Es tan disparatado que me parece una sorpresa absoluta. Me parece que la historia no se juzga tan rápido.

-¿Reconoce, como López Murphy, que Cavallo le puede restar votos?

-No sé si votos, pero seguro va a armar una confusión.

-¿Por qué no le gusta que le digan que es de derecha?

-Para mí no existe más la derecha o la izquierda. Son divisiones del siglo pasado. Que se caigan los techos de las escuelas, que se inunden los campos o que se trafique droga por los aeropuertos no tiene nada que ver con las ideologías, sino con la incapacidad de gestión.

-En general, todas las alianzas que se forman se agotan en el acto electoral. ¿Puede pasar lo mismo con la que conformó con López Murphy?

-No. Es un proyecto que apunta a ser la alternativa de poder para el 2007 y va más allá de estas elecciones. Nosotros hicimos un esfuerzo de coincidir en un país donde es más fácil pelearse.
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Macri pide menos rispidez en la campaña proselitista.

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