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 sábado, 25 de junio de 2005  
Ola de robos. Entre la noche del jueves y el mediodía de ayer hubo tres hechos en casas particulares
Desvalijaron una vivienda después de destrozar una puerta a hachazos

Los ladrones conocían a la perfección los movimientos de la casa y ayer, a media mañana, tomaron la decisión. Llegaron, fueron a la parte trasera de la vivienda de Perdriel al 2000 -en la zona fronteriza entre los barrios Parquefield y La Esperanza- y a hachazos rompieron la puerta de chapa del fondo. Estuvieron menos de una hora y se llevaron electrodomésticos y ropa nueva de niños por un valor cercano a los 5.000 pesos. "Es la segunda vez en cuatro años que nos desvalijan. Todo lo que se llevaron (los electrodomésticos) era nuevo y lo estamos pagando. Y la ropa estaba en bolsos grandes porque íbamos a abrir una tienda. Por suerte algo recuperamos", explicó anoche Mirta Blanco, dueña de la casa escruchada, mientras esperaba los resultados de una serie de allanamientos que se realizaban a pocas cuadras de su vivienda.

Mirta tiene 41 años y dos hijos: uno de 6 años y el otro de tres meses. Vivió toda la vida en el barrio y desde hace cuatro años se mudó a tres cuadras de su casa materna, donde tiene una tienda de ropa unisex. "Los vecinos los vieron salir con bolsas y fueron ellos los que nos pasaron los datos de dónde estaba la ropa", comentó la mujer mientras le daba de mamar al bebé.

La vivienda escruchada parece extraída de otro barrio, un poco más acomodado. Es un loft con un entrepiso y una escalera interna enclavado entre los barrios Parquefield y La Esperanza. Tapial con rejas al frente y en la mitad del amplio terreno -de 10 por 50 metros- está la casa. A la derecha de la puerta de ingreso, se abre un pasillo que conecta con el fondo presidido por un añoso árbol. "Ahora mi marido la quiere vender, pero nos costó tanto trabajo hacerla que yo no quiero irme", contó la mujer que cristalizó el viejo proyecto de "comprar el terrenito y hacerse la casita". Mirta advierte que su hijo de 6 años no quiere volver a su pieza, el lugar por donde ingresaron los ladrones. "Pobrecito, es la segunda vez que le roban sus cosas y ahora está en lo de mi suegra", comentó.

La mujer comentó que ayer, a las 9.30, dejó su casa para abrir el negocio que tiene a tres cuadras, en Freyre y Molina. "Los vecinos me avisaron de que me estaban robando a las 10.30". En una hora dos ladrones -por lo que cuenta la gente del barrio que los identificó con nombres, apellidos y alias- entraron por la puerta de rejas del frente, tomaron por el pasillo y con un hacha rompieron una puerta de chapa que los depositó en el cuarto del pequeño de seis años. Una vez adentro, redujeron los electrodomésticos y la ropa, y se fueron por la puerta del frente, como si nada.

"Se llevaron un microondas, una play station, un centro musical, una videograbadora, un teléfono celular, un teléfono fijo y a un órgano le cortaron el cable pero no lo pudieron robar", explicó Mirta. Además se llevaron ropa a estrenar en la que la pareja había invertido para abrir una tienda para niños en Casiano Casas al 1200. "Acá el robo es normal. Hace unos días un vecino me comentó que estaban planeando robarme la tienda. Lo escuchó, me avisó y tuve que reforzar la seguridad con una reja", advirtió la mujer.

"Estamos cansados. Esta es la segunda vez que nos pasa y te da mucha impotencia. Abrís el negocio hasta cuando los chicos tienen fiebre para ganarte el mango y te pasa esto. No somos vagos y hacemos muchos sacrificios para vivir", cuenta.

Hace tres años, en febrero, la casa sufrió un golpe similar. La diferencia fue que ingresaron por una ventana. Pero ayer a los ladrones no les importó la hora ni los ruidos que provocaron con un hacha, y mucho menos que los vecinos los vieran salir por la puerta del frente.

En el barrio se habla de dos delincuentes, uno de ellos "salió hace dos días de estar preso", explicó una vecina. Al otro lo llamaron por un apodo y los vigilantes de la seccional 30ª estarían tras sus pasos. Anoche, teniendo a las víctimas como garantes, se realizaban allanamientos en un radio no mayor a las cuatro cuadras de la casa de Mirta. "Mi marido y mi cuñada hace desde la mañana que están haciendo guardia en algunas casas donde los vecinos nos dijeron que está la mercadería. Tenemos que hacer eso para que no muevan la ropa, porque si no no la encontramos más", explicó la mujer con su bebé en brazos.
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La puerta rota da al dormitorio de los niños.

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