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 sábado, 25 de junio de 2005  
Giro integrista. El postulante moderado y el Ministerio del Interior denunciaron presiones de paramilitares
Irán: el candidato ultraconservador ganó en el ballottage presidencial
El representante de la línea dura contó con el apoyo del aparato represivo del régimen islámico

Teherán. - El candidato de línea dura, Mahmoud Ahmadinehad, ganó claramente ayer en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales iraníes, imponiéndose al clérigo moderado y ex primer mandatario Akbar Hashemi Rafsanjani. Según las propias autoridades reformistas del Ministerio del Interior el candidato ultraconservador logró 61% de apoyos, contra 37,7% de su rival, con casi 13 millones de votos escrutados sobre un total de 22 millones. La participación cayó al 47% del padrón, cuando hace una semana, en la primera ronda, había votado el 63% de los 47 millones de iraníes habilitados.

La afluencia a las urnas fue igualmente muy alta, lo que llevó a las autoridades a extender cuatro horas el cierre de las urnas. Ahmadinehad, quien llegó de manera sorpresiva y más bien sospechosa a esta segunda vuelta luego de derrotar en la primera a candidatos con mayor exposición pública, tiene el favor de los sectores más duros y poderosos del régimen clerical iraní. Ayer los militantes de Rafsanjani denunciaron que los paramilitares iraníes cometieron numerosas irregularidades en el interior del país para favorecer al ex alcalde de Teherán.


Paramilitares en acción
Mientras los votantes aún esperaban para emitir el sufragio, un colaborador cercano de Rafsanjani, Mohammad Atrianfar, predijo que el ex presidente podría ganar con el 55 por ciento de los votos y señaló que un eventual triunfo de Ahmadinehad sólo indicaría un fraude. "Sabemos que hubo muchas irregularidades en los centros de votación para favorecer a un candidato determinado en los que la Basij (la milicia paramilitar del régimen islámico) tuvo participación".

Los candidatos reformistas, que perdieron en la primera vuelta, acusaron a los Guardias Revolucionarios y a la Basij de hacer campaña por Ahmadinehad. El viernes anterior, fecha de la primera vuelta, fue sin dudas una jornada electoral atípica, plagada de episodios sospechosos. El Ministerio del Interior daba unos resultados mientras el ultraconservador Consejo de Guardianes daba otros muy diferentes, que favorecían a Ahmadinehad y que fueron los que finalmente se tomaron por válidos.

Ayer, un colaborador de Ahmadinehad, que quiso que su nombre quedara en el anonimato, predijo que su candidato se encaminaba a un triunfo fácil. "La diferencia entre los candidatos en las provincias es tan grande que incluso si el Ministerio del Interior extendiera las elecciones por otro dos días, Ahmadinehad seguiría adelante", aseguró.

El Ministerio del Interior, dominado por reformistas que respaldan a Rafsanjani, pidió un alto en la elección en seis localidades como resultado de la presencia de integrantes de la milicia Basij. "Alguna gente quiere echar a perder las elecciones", denunció un portavoz del ministerio, Jahanbaksh Khanjani. "Pero el Ministerio del Interior y el de Inteligencia no dejarán que nadie maltrate estas elecciones", advirtió.

Pero horas más tarde el propio ministro de Interior admitió la ventaja neta que sacaba Ahmadinehad sobre Rafsanjani. Ya los primeros resultados, con apenas algo más de un millón de votos escrutados, indicaban que Ahmadinehad lograría la presidencia de Irán. Más tarde, con casi 13 millones de votos escrutados, la ventaja de 61% a algo más de 37% de Rafsanjani, se volvió irremontable, según admitió el ministro iraní de Interior, Korosh Mirsaeidi.

Ahmadinehad, de 48 años es un inquebrantable partidario del Guía Supremo, el ayatolá Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en temas de Estado en el sistema teocrático iraní.


Un pasado de represor
Pero Ahmadinehad además tiene antecedentes que provocan temor entre las clases medias de Teherán. Habría sido un activo represor del régimen islámico en sus años más duros, participando como ejecutor de centenares de opositores. Además, llegó a ser alcalde de Teherán sin el voto popular. Fue elegido por el Consejo Municipal de Teherán, el que a su vez colectó apenas un 10% de votos en abril de 2003. Ahmadinehad nunca niega ser un fundamentalista y afirma que "no hicimos una revolución para tener una democracia".
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Escrutinio de una mesa en Teherán.

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