Año CXXXVIII Nº 48728
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Señales
Economía
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 23/04
Salud 20/04
Autos 20/04

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 24 de abril de 2005  
Una vida entre las cuerdas
Fue campeon argentino y sudamericano. Ahora Hugo Villeran prepara a los jovenes boxeadores

Hugo Villerán ha dedicado su vida al boxeo. Fue campeón argentino y sudamericano, acompañó como sparring a Carlos Monzón e hizo 300 peleas. Ahora prepara a los boxeadores que se inician en el Luciano Boxing Club. "Hay muchos chicos que tienen condiciones -dice, en un respiro de su trabajo-. Hay que pulirlos, por supuesto. Despacito los vamos llevando adelante".

Para Villerán "saber respirar y dominar el ring" constituyen el abecé del boxeador. "Caminar es lo principal. En estos momentos -enfatiza- hay muy pocos caminadores del ring, gente que se sepa desplazar, salir contragolpeando, ir hacia atrás contragolpeando. Hoy se enseña al boxeador a ser un batallador, nada más, un fighter, lo llevan a cambiar golpes, no se lo pule".

La vida de Villerán es indisociable del boxeo. "Yo digo que nací con el boxeo. Empecé muy chiquito. No muy joven, muy chiquito: cuando me inicié como boxeador tenía 8, 10 años -dice-. Yo soy de Santa Fe, fui pupilo de Amílcar Brusa y me inicié haciendo peleas de gallo ciego". Hace una pausa y viene la explicación. "Las peleas de gallo ciego se hacían con cuatro chicos todos de la misma edad o del mismo peso. Se los vendaba y se los ponía a cada uno en un rincón, se los mareaba y se los juntaba para que se agarraran a trompadas".

Con toda su dureza, el boxeo abría una puerta de salida. "Lo hacíamos porque era la única forma de comer ese día -dice Villerán-. Yo vengo de familia muy humilde, Entonces esa era la forma de comer un sandwich de chorizo, que de otra manera no podía, y tomar una Coca Cola. En ese tiempo la Coca Cola no llegaba a Santa Fe. Amílcar Brusa tenía amigos colectiveros, que viajaban continuamente, entonces les pedía que le trajeran un par de cajones cuando pasaban por la fábrica. Así, cuando empezabas, hacías boxeo y tomabas una, dos, tres cocas, las que querías, y comías uno, dos sándwiches. Y te pagaban con un cocinero: un billete o una moneda de 50 centavos".

"Lo mejor que te da el boxeo son los amigos -dice Villerán-. Hay gente mala, por supuesto, gente allegada que trata de vivir de vos o que te lleva por el mal camino. Pero también hay mucha gente buena, que te quiere, porqe sos el ídolo o le gusta tu forma de ser, tu forma de boxear".
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Notas Relacionadas
Boxeadores, el duro oficio de ganarse la vida en un ring



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados