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 domingo, 24 de abril de 2005  
Por una cabeza
Ramírez puso la testa y Tiro ganó con suficiencia

Rodolfo Parody / Ovación

Lo esperaban y apareció. Los goleadores son así. Rubén Ramírez puso la cabeza dos veces y Tiro venció a Talleres 2 a 1 en el Coloso, por la 12ª fecha del Clausura de la Primera B Nacional. Pero sería injusto adjudicar todos los méritos al delantero, hasta ayer torcido para el arco. Hubo otros argumentos, como la capacidad de ser paciente tocando una y mil veces, con esa justeza que sólo le pueden aportar los volantes tirolenses, hasta esperar el momento oportuno para lastimar, sumado al orden inalterable que no en vano lo mantiene como el equipo que menos goles recibió en el torneo.

Los únicos instantes que Tiro se mantuvo dubitativo fueron hasta que Lázaro la puso pegadita al travesaño a la salida de un tiro libre. En desventaja, el equipo de Bianco reconstruyó su juego: Romano la trajo desde atrás y entregó con criterio, el Chueco García buscó todas, Yacuzzi abrió la brecha por izquierda y Bezombe aportó su pisada por el sector opuesto.

Ante la adversidad, el único recurso de Talleres fue aguantar. De poco le sirvió con la peligrosidad de Ramírez, tan certero en el juego aéreo como en la descarga de espaldas hacia sus compañeros. Lo sufrieron los centrales cordobeses que observaron impávidos el salto goleador que se metió en el ángulo izquierdo tras el centro de Yacuzzi.

Antes del gol, Ramírez había asustado al fondo tallarín conectando un envío de García desde la izquierda que tapó Orcellet. Fue el preanuncio de las acciones de riesgo que Tiro provocaría después. Con Yacuzzi que remató desde un ángulo cerrado y encontró la resistencia del arquero cordobés, con el cabezazo desviado de Molina y con el Chueco que encontró el cierre justo de Erpen.

En los demás momentos que Tiro no se aproximó, se dedicó a lateralizar el juego buscando el resquicio para atacar. Todo era propiedad del local, excepto en el único intento serio de Talleres que Molina desbarató antes que Elvio Martínez empujara al fondo un centro de Silva.

La fórmula de la primer conquista de Tiro se repitió en el segundo tiempo: envío de Yacuzzi y cabeza de Ramírez para aumentar. El juego, y ahora el resultado, eran patrimonio de Tiro. Apenas sufrió en un tiro libre de Rivadero que salió cerca.

Tiro jugó con el deshilachado Talleres como el gato maula con el mísero ratón. Hizo lo que quiso, tuvo el control absoluto y la única deuda fue liquidarlo para no correr riesgos. Un detalle a corregir para que la resurrección de Tiro sea plena.
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