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 domingo, 24 de abril de 2005  
En jaque. El Colegio de Abogados de Rosario exige que se pongan en funcionamiento nuevos juzgados
El aumento de causas pone a los Tribunales al borde del colapso
Desde el 84 los expedientes ingresados crecieron un 170% y la estructura para atenderlas sólo el 40%

Carina Bazzoni / La Capital

Pasillos repletos de gente. Armarios y escritorios desbordados de expedientes. Esa es la primera imagen que ofrecen los Tribunales provinciales de Rosario, la postal de un sistema judicial que abogados y jueces consideran "al borde del colapso". Los números abonan esta hipótesis: desde 1984 las causas iniciadas en la justicia provincial crecieron un 170%, mientras que la infraestructura para atenderlas aumentó sólo un 40% en el mismo período.

La última estadística disponible de la Corte Suprema de la provincia, indica que en el 2003 ingresaron en los Tribunales rosarinos 250.401 expedientes. Un promedio de 700 por día. La mitad, recayó en el fuero Penal donde no se han puesto en funcionamiento nuevos juzgados desde hace unos 20 años, cuando las causas diarias eran apenas 142.

Esta semana, desde el Colegio de Abogados de la ciudad se expuso la realidad de los juzgados laborales: de los ocho existentes, cuatro se encuentran vacantes. Y, en total suman unos 1.600 expedientes atrasados. Es decir, que ya se venció el plazo para que el magistrado dicte sentencia. Hay un noveno juzgado creado, pero aún no fue puesto en funcionamiento.

"El fuero laboral hace tiempo que viene jaqueado porque aún suponiendo que los juzgados que tenemos estuvieran todos en óptimas condiciones, también estarían colapsados, porque Rosario necesitaría por lo menos 20 juzgados laborales", sostuvo el presidente del colegio, Mario Holand.

Para avalar sus palabras, el profesional exhibe una estadística elaborada por la propia Cámara Laboral que muestra los expedientes en curso existentes en cada uno de los juzgados. Allí, a excepción del Nº4 que tiene sólo 3.925 causas en trámite el resto supera las cinco mil. Y hasta se da el caso del Nº5 que exhibe 11.371 expedientes en trámite. Ni más ni menos.

"Para un juez, tener seis mil expedientes en trámite y dar respuesta adecuada al servicio de justicia es imposible. Aún teniendo todos los juzgados en pleno funcionamiento y contando con la buena voluntad con el total de los empleados del tribunal, esto no funciona", sentenció Holand.

Haciendo una cuenta sencilla, y considerando que el juez trabajara los 365 días del año, el magistrado tendría que resolver sobre 16 expedientes por día, sólo para quedar al día.

Sin embargo, el trabajo a destajo y la acumulación de causas sobre el escritorio no es una prerrogativa de los jueces de trabajo. Las vacantes tampoco son exclusivas de este fuero. En Rosario existen 20 juzgados, entre ellos tres cámaras, que carecen de titulares.

Y todos los fueros se encuentran en inferioridad de condiciones respecto al aumento de la demanda existente.

Otra vez, los números intimidan. En los juzgados de menores se inician unas 10 mil causas penales por año y para atenderlas sólo hay tres magistrados. "Aparte están las civiles que si bien cuantitativamente son menos, cualitativamente son más gravosas o más difíciles porque se trata de denuncias por malos tratos, tenencia o situaciones intrafamiliares muy complejas", advirtió el juez de menores Jorge Cartelle.

El magistrado es titular del último tribunal de menores que se abrió allá por el 87, hace ya 18 años cuando la realidad de los chicos era sustancialmente distinta. Y si bien ya existe una ley para crear un cuarto juzgado, en el Consejo de la Magistratura recién se están recibiendo los antecedentes de los postulantes a ocuparlo.

Por la mesa de entradas única de los tribunales colegiados entran diariamente unas 80 causas. De éstas unas 50 irán a parar a los despachos de tres jueces de Familia y el resto se repartirá entre los tres de Responsabilidad Extrancontractual, quienes resuelven los conflictos entre personas que no están unidas por ningún convenio, por ejemplo, un accidente de tránsito.

"La cantidad de demandas que recibimos es lisa y llanamente una locura. Y a esto hay que sumar que los casos son cada vez más complejos", se queja una empleada de esta oficina. Y de paso acota que para cargar todos estos expedientes existe una sola computadora.

  El presidente de la Comisión de Asuntos Tribunalicios del Colegio de Abogados, Aristóteles Arfini, resume claramente el problema. “La conflictividad social que existe es muy grande y está completamente judicializada. Actualmente afrontamos una avalancha de pleitos de todo orden y tenemos la misma cantidad de juzgados que hace 30 años”, sostiene.

  Para comprender mejor la situación de los Tribunales rosarinos, Arfini, la compara con lo que sucede en otras provincias. “Aquí tenemos 15 juzgados civiles y comerciales que, además, tienen un espacio reservado para las quiebras. En la ciudad de Córdoba hay casi 55 juzgados civiles y comerciales y 14 de quiebras. Ahora se agregarían en Santa Fe tres nuevos tribunales, pero con el Himalaya de expedientes que existen es como tirar un vaso de agua en el Paraná”.

  El fuero Penal merece un análisis aparte. Allí los delitos van desde el de un muchacho que se trepa a una terraza y hurta un toallón, hasta robos con armas, homicidios, abusos sexuales, estafas y defraudaciones. Y sólo seis jueces dictan las sentencias para los delitos que investigan 14 magistrados de Instrucción de Rosario (a los que hay que sumar cuatro más del sur de la provincia).

  “Hace 28 años que no se modifica la estructura de los juzgados penales de sentencia y no podemos resolver todo. Justicia, se hace, pero más lenta. Lamentablemente estamos obligados a seleccionar las causas, primero nos dedicamos a las que tienen detenidos. Pero hay otras muy importantes para la sociedad como los delitos contra la administración pública que también debemos atender”, señala el juez en lo Penal de Sentencia Nº 5, Ernesto Genesio.

  Sólo su tribunal tiene a cargo los expedientes de 100 detenidos aún sin condena, 500 procesos y otras tantas causas. “Trabajo muchas horas por día, no sólo en Tribunales sino en casa, más de una vez he dicho: no doy más”, se sincera Genesio.

  Y su colega del tribunal Nº 4, Julio Kesuany, no se quedó atrás. “Estamos desbordados, esto es dramático. Yo entiendo a la gente cuando pide Justicia porque es su derecho, pagan sus impuestos y debo reconocer que a veces no podemos dar respuesta a sus reclamos”, dice el juez.

  Mirando hacia atrás, el magistrado recuerda que cuando asumió en su cargo en el 75 le dijeron que si realizaba 100 sentencias al año “todo marchaba bien”. Pero tuvo que superar la marca: “El año pasado saqué más de 150 sentencias y en lo que va de este año llevo más de 40”, señala, pero sin ningún orgullo. “Este es un esfuerzo que no condice con la tranquilidad con la que debemos trabajar”, se lamenta Kesuany.

  Con ambos magistrados coincide el juez de Instrucción Nº 4, Eldo Juárez. “Si esta semana el Colegio de Abogados denunció que los tribunales laborales colapsaron, debo decir que el fuero penal no colapsó, directamente está pulverizado. Sobrevivimos por vocación porque en realidad nuestra capacidad de trabajo está superada, por más voluntad y hombro que pongamos”.

  “Están sometiendo a los magistrados que trabajan a serios problemas de salud física y psíquica y a los abogados colocándolos al borde de la mala praxis”, resume el presidente del colegio profesional.

  Sin embargo el problema excede a jueces y abogados. “El riesgo grave es que la gente deje de confiar en la Justicia. Que piense que no le sirve. Y eso es grave porque estaríamos quebrando una de las patas de la mesa de la República”, sentencia Holand.

  Para el presidente de la comisión de asuntos tribunalicios “hay que entender que detrás de los papeles hay personas. Detrás de cada expediente laboral hay una familia que se quedó en la calle o alguien a quien le han metido un juicio que lo ahoga económicamente, detrás de los expedientes penales hay personas que quizás estén presas siendo culpables, o culpables que no están presos. No son papeles son personas”, se lamenta.
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Los pasillos Tribunales están desbordados de gente.

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