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 sábado, 27 de noviembre de 2004  
Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner)
Cumplió dos décadas la bioingeniería en la Argentina
Es una rama joven de la ingeniería y herramienta clave para resolver los problemas de la biología y la medicina

Una de las ramas más jóvenes de la ingeniería, capaz de conjugar la tecnología con la biología para resolver cuestiones médicas de relevancia mundial, acaba de cumplir 20 años en el país; y también en toda América latina. Se trata de la carrera de bioingeniería, una disciplina que nació en la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner), que hoy crece y se establece como uno de los polos de mayor desarrollo, tanto en el mercado actual como en el área de la investigación.

A dos décadas de hacer comenzado el camino, la Facultad de Ingeniería de la Uner está convencida que el futuro de la profesión no tiene límites. Porque más allá de ser considerada por el Gobierno como una opción de interés por estar vinculada a áreas prioritarias del desarrollo nacional, ya son más de 1.000 los alumnos que apuestan a este desafío.

Desde mediados de la década del 80, la formación del bioingeniero no ha parado de enriquecerse. Comprende una sólida base en ingeniería conjugada con los conocimientos fundamentales de medicina y biología, complementados con materias específicas de aplicación de tecnología: electrónica, informática, robótica, acústica y óptica, entre otras.

Según destaca un informe preparado por la Facultad entrerriana, esta carrera fue creada con el objetivo de dar soluciones a la problemática del ámbito de la salud mediante la aplicación de modernos métodos tecnológicos. De hecho, tanto en la importación como la exportación de nueva y compleja tecnología médica, hace que la demanda de estos profesionales se haga cada vez más relevante en este mercado y que ámbitos prestadores de salud requieran de sus servicios.

Entre los más importantes campos que nuclea la bioingeniería a nivel mundial se pueden mencionar: biomateriales; ingeniería biomédica; ingeniería hospitalaria; biomecánica; bioóptica; biosensores; ingeniería clínica y de rehabilitación; imágenes médicas; informática médica; órganos artificiales; procesamiento de señales biológicas; telemedicina; y todo lo que concierne a la tecnología médica.

Por ejemplo, los bioingenieros egresados de la Uner tienen en los hospitales un ámbito de trabajo muy amplio ya que deben asesorar y contribuir en la elección de los equipos necesarios para el cuidado de los pacientes, además de garantizar su correcto funcionamiento.

En este sentido, al tener en su formación una gran capacidad de análisis sobre la estructura y el funcionamiento de los organismos vivos tanto a nivel molecular, celular y de aparatos y sistemas del cuerpo humano, la carrera les permite a los profesionales el desarrollo de materiales aptos para reemplazos de órganos dañados o implantes, sean estos metálicos.

Desde la gestión para la compra de un aparato, el diseño de un nuevo producto y el asesoramiento en empresas, clínicas y organismos públicos, el espectro laboral no parece ser mezquino para esta opción de grado.

Además de las maestrías en ingeniería biomédica y tecnología biomédica, desde octubre pasado la Uner ofrece la licenciatura en bioinformática, una opción de carrera de modalidad presencial con una duración de cuatro años.


Un poco de historia
El origen de la carrera de bioingeniería se remonta al 10 de mayo de 1973 cuando se crea la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner) como desprendimiento de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

El 20 de febrero de 1976 se incorporan a la Uner, la Facultad de Ciencias Económicas y la Facultad de Ingeniería, dependientes ambas de la Universidad Católica Argentina. Según resaltan desde la casa de altos estudios, la segunda pasa a denominarse Facultad de Ingeniería Electromecánica y en 1978 amplía su oferta académica con la incorporación de las especialidades en Electrónica, Automatización y Bioinstrumentación. Este último fue el primer antecedente de la carrera de bioingeniería.

En 1980, la dictadura militar cierra la Facultad de Ingeniería. "Este período de ausencia no hace sino reforzar la idea de tratar de formar profesionales que estén capacitados en interpretar y relacionar los conocimientos de las ciencias médicas e ingenieriles al servicio del hombre", estimó la Uner. La facultad se recupera con la vuelta de la democracia.
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