Una broma, la angustia y el drama

En sus declaraciones ante la Justicia, Tulio Adorna no sólo confió su adicción a las drogas sino que reflejó la trama de una familia conflictuada y una relación poco armoniosa con su padre, de quien dijo sentirse "burlado" y sin "muestras de aceptar (su) afecto". También manifestó que se relacionaba "mejor" con su mamá y que la tarde previa al doble homicidio ocurrió algo que detonó su comportamiento.

Según Tulio, poco después de las 14.30 de aquel 4 de octubre vio a su papá cargar una mochila con alimentos, algo que le llamó la atención porque días anteriores Adorna ya había sacado otros bolsos de la casa. Entonces, recordó que su padre le dijo que se iba por "un par de meses a Florianópolis" con un grupo de amigos y en su yate. Eso llevó al joven a pensar que "esa posibilidad era definitiva, o sea que se iba para no volver", teniendo en cuenta que sus padres venían peleando desde unos meses antes y, a veces, con violencia.

Tulio intentó frenar la salida de su padre interponiéndose en el portón de acceso, pero su abuela le dijo que era una broma y que su papá bajó del auto, lo abrazó y lo cargó al decirle: "caíste en la broma".

También relató los pormenores de la cena que compartió con su familia, su estancia en el living de la casa junto a su padre y su hermano Germán y cómo, poco a poco empezó a pensar en silencio "qué hubiera pasado si mi papá se hubiera ido esa tarde". Ese pensamiento le generó sensaciones de "angustia y bronca" y empezó "a sentir enojo", algo que le "venía de adentro y que no podía manejar". En ese momento, dijo el adolescente, "se me hace un flash" y ahí, en el espacio temporal en el cual ocurren los hechos, dice que aparece como "una laguna".

A Tulio sólo le aparecen algunas imágenes: la de su abuela gritando, la de Germán en el suelo, la de su hermana que también gritaba, la de un arma en su mano que después tira y la de su huida a la carrera hacia la casa abandonada en la cual pasó la noche hasta que lo encontró la policía.