| sábado, 02 de octubre de 2004 | Los adolescentes que sufrieron el ataque a balazos a manos de un compañero evolucionan favorablemente "Abrazo" de los chicos de Patagones por los tres estudiantes malheridos Más de mil jóvenes, padres, docentes y médicos rodearon el hospital Artémides Zatti, de Viedma Con un sostenido aplauso con el que buscaron estar unidos ante el dolor, un millar de alumnos, padres y docentes de Carmen de Patagones y Viedma "abrazó" ayer el hospital donde permanecen internados los chicos que sufrieron las heridas más graves durante la masacre del último martes, cuando un adolescente de 15 años mató a tres de sus compañeros y baleó a otros cinco. El grito de "Por Pablo y por Rodrigo, viva la vida", de todos los chicos confirió una fuerte emotividad al acto.
El deseo de la mejoría de esos chicos fue uno de los ruegos que se escucharon ayer al mediodía frente al hospital Artémides Zatti , cuando un millar de alumnos de Carmen de Patagones que había regresado ayer a las clases cruzó el puente que los separa de Viedma para "abrazar" simbólicamente a los heridos, junto a chicos de la capital rionegrina.
Tras un minuto de silencio por las víctimas fatales, los jóvenes entonaron el Himno Nacional y luego uno de ellos se dirigió a sus compañeros y amigos, muy emocionado, para reflexionar sobre lo que había pasado.
En la fachada del centro asistencial, ubicado entre las calles Rivadavia, Alberdi, Tucumán y Guido, podían verse los dibujos hechos en cartulina que los alumnos habían preparado para el encuentro.
Fue tan emotivo el gesto de los jóvenes, que los propios médicos del establecimiento salieron a las calles para unirse al interminable aplauso que coronó el "abrazo".
El martes último, a las 7.30, la historia de Carmen de Patagones cambió para siempre, luego de que Rafael, un callado adolescente de 15 años, se paró frente a sus compañeros del primer año del Polimodal de la escuela Islas Malvinas, sacó la pistola 9 milímetros que le había quitado a su padre, un suboficial de la Prefectura, y comenzó a disparar.
La balacera dejó tres muertos y cinco heridos. Rafael "comprendió perfectamente" lo que hacía, pero sufre graves desórdenes psicológicos que obligarían a la jueza de menores de Bahía Blanca, Alicia Ramallo, a disponer su internación en una clínica psiquiátrica o una comunidad terapéutica, indicó la propia magistrada.
Por ahora, Rafael, alias "Junior" -inimputable por su edad- permanece recluido y vigilado en la sede de la Prefectura Naval, donde anteayer se reencontró con sus padres y su hermano, tras 60 horas de negarse a esa reunión, según fuentes judiciales.
Salvo los compañeros de su escuela, el resto de los alumnos de la comunidad volvió ayer a las aulas a tres días de lo ocurrido para reflexionar sobre lo que había pasado en la mañana del martes.
Los chicos del curso donde ocurrió la tragedia, en cambio, se reunieron en un centro de jubilados, junto a sus padres y un equipo de psicólogos y psiquiatras enviado por el gobierno bonaerense, para analizar cómo harán para regresar a clases el próximo lunes.
Allí también estuvo Dante, el mejor amigo de Rafael que logró quitarle el arma y -según trascendió- no recibió ningún reproche por parte de sus compañeros. Es que parece que los chicos creen que nadie tuvo una única culpa por lo que pasó y sólo les queda estar unidos en la tragedia.
Mejoría Pablo Saldías, el chico que recibió las heridas más graves, ya respira por sus propios medios y, aunque permanece sedado, comenzó a hablar y a preguntar si alguien sabía qué es lo que le había pasado.
Sin embargo, los médicos todavía no quieren explicarle la historia que esta semana conmovió a toda la Argentina.
"Ahora no podemos preocuparnos por la parte emocional porque nuestra atención está puesta en que pueda respirar. Cuando pase cinco minutos seguidos hablando, vendrán las charlas con los psicólogos", dijeron anoche los médicos del Hospital Zatti.
Precisamente, los psicólogos ya están trabajando con Rodrigo Torres y Natalia Salomón, los otros dos adolescentes de 15 años que permanecen internados allí recuperándose.
Según el parte médico suministrado anoche, Natalia Salomón, asistida en la sala de pediatría de ese hospital, sigue con "evolución muy favorable, reunida con su familia y asistida por un equipo de salud mental" mientras iniciaba su rehabilitación pulmonar.
Rodrigo Torres, quien recibió disparos en un pulmón y en el abdomen y permanece internado en terapia intensiva, "está lúcido, colaborador, de buen ánimo, con registros febriles", mientras sus lesiones abdominales "van a demandar un tiempo más" de recuperación.
En cuanto a Pablo Saldías, quien perdió un riñón, sufrió lesiones en el bazo y en un pulmón, los médicos comenzaron ayer a retirarle de a poco el respirador artificial.
"No se lo deja hablar mucho porque su capacidad respiratoria es poca, pero preguntó cosas coherentes. Quiso saber si yo sabía qué le había pasado", indicó el médico.
Según dijo, el chico no está "lúcido del todo" porque se encuentra bajo medicación, pero sí está "vigil" y los parámetros indican que evoluciona satisfactoriamente.
"Después de esto no creo que pueda hacer un deporte de alta competencia como el atletismo, pero va a tener una vida normal", añadió el profesional.
En tanto, la chica internada en Carmen de Patagones, Cynthia Casasola, continuaba con su evolución favorable. (Télam y DyN) enviar nota por e-mail | | Fotos | | Los chicos aplaudieron en la puerta del hospital. | | |