| sábado, 18 de septiembre de 2004 | Efemérides Un 18 de septiembre Guillermo Zinni / La Capital . De 1645: Muere el gran poeta español Francisco de Quevedo y Villegas Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid el 25 de septiembre de 1580 en el seno de una familia de la pequeña nobleza que servía en la corte. Cuando era todavía un niño perdió a su padre, y su madre entró entonces al servicio de la Infanta Isabel Clara Eugenia. Estudió con los jesuitas en Madrid y luego en las Universidades de Alcalá y Valladolid. Desde muy temprano dio muestras de sus dotes como escritor. Sin embargo, su crianza en la corte y sus múltiples relaciones lo llevaron por el camino de la política. En 1613 marchó a Italia acompañando al duque de Osuna y allí participó en diversas intrigas, como una conjura contra la república veneciana. Osuna cayó finalmente en desgracia y Quevedo fue desterrado a la torre de Juan Abad, donde escribió una serie de sonetos. En 1623 obtuvo el favor real y fue nombrado poeta secretario del rey. En 1639 fue de nuevo detenido y encarcelado en el convento de San Marcos, en León, según la leyenda, por haber escrito un poema en el que atacaba al soberano. Fue liberado cuatro años más tarde, pero ya se encontraba muy enfermo. Murió en Villanueva de los Infantes el 18 de septiembre de 1645. La personalidad de Quevedo refleja la vida convulsa de la España del Barroco. Especialmente contradictorio, políticamente se declaró antimaquiavélico pero en su vida fue más bien pragmático. Atacó con extrema dureza a los judeo conversos pero en ocasiones defendió el valor burgués de la virtud personal. Autor de elevados escritos morales, no siempre en su vida personal se ajustó a los propios principios que solía predicar. Muy estimado por los cortesanos por su ingenio y agudeza, sus escritos jocosos, sus chistes y procacidades le dieron una gran popularidad. Sin embargo, era un hombre introvertido, de mal genio y agrio carácter. Entre sus obras se destacan "España defendida", "Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás" y "La premática contra los autores hueros". En prosa satírica cabe nombrar "Sueños" -cinco narraciones en las que satiriza diversos tipos y profesiones-, "La hora de todos", "Fortuna con seso" y "La vida del buscón llamado Don Pablos", donde prueba el género de la picaresca.
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