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 sábado, 18 de septiembre de 2004

Un especialista propone más presupuesto educativo, pero mejor invertido
Mariano Narodowski: "Si un asesor político gana más que un director, se han perdido los valores"
Para el pedagogo, "el pago en negro es inmoral, porque el Estado no puede ser el primer evasor"

Marcela Isaías / La Capital

La frase "más pobre que maestro de escuela" ya por vieja nadie recuerda desde cuándo se la escucha. Y a decir verdad, también es difícil precisar si en algún momento de la historia argentina los maestros ganaron bien. Por eso no es casual que de manera categórica, el doctor en educación Mariano Narodowski, afirme que "los docentes nunca ganaron bien".

Pero hay más: también este especialista en historia de la educación e investigador en la materia, considera que para cambiar de una vez por todas esta realidad, es preciso que el Estado encare medidas estratégicas de fondo, entre ellas aumentar el presupuesto educativo, premiar al docente que se capacita y se esfuerza y claro está, terminar con el pago en negro en los salarios.

Narodowski es pedagogo, docente y coordinador de educación de la Universidad Torcuato Di Tella. Además de autor de numerosas publicaciones y libros sobre pedagogía e historia de la educación, pero también un defensor de la escuela pública y la calidad educativa.


Salario y estabilidad
-Cuando Belgrano estaba al frente del Consulado de Buenos Aires consideró que los maestros no podían ganar menos que un juez e impulsó que se les igualara el sueldo a esta categoría. ¿Hubo alguna medida similar a lo largo de la historia argentina?

-Para los educadores, siempre fue una cuestión de dignidad el "enganche" de la escala salarial con altos funcionarios públicos como jueces o legisladores. Sin embargo, el aumento considerable del número de docentes siempre fue una excusa para no llevar adelante esta idea. El hecho de que un asesor de un legislador provincial (que a veces no tiene título secundario) pueda llegar a ganar cuatro o cinco veces más que un director de escuela, no habla solamente de la conducta corporativa e insensible de los políticos (esa es una explicación verdadera pero demasiado obvia) sino también de la incapacidad de los educadores para hacer valer nuestro trabajo y de una sociedad que ha perdido el rumbo de sus prioridades y valores.

-Si hay una cuestión que parece invariable a lo largo de la historia de la Educación en el país es la idea de que los "maestros siempre ganaron mal". ¿Esto fue siempre así?

-Los docentes nunca ganaron bien. Cuando en la segunda mitad del siglo XIX el Estado nacional logró que los maestros pasaran a ser empleados públicos, los docentes ganaban muy mal y por eso aceptaban tener un trabajo estable y relativamente seguro antes que estar sometido a los vaivenes de las contrataciones particulares. Aún así, la investigación muestra que hubo períodos en que el poder adquisitivo de la docencia fue superior a la actual, aunque hay que señalar que para algunos cargos docentes y en algunas provincias, los salarios son buenos, aunque esto es excepcional. Lo que ocurre, es que el empobrecimiento general de los asalariados en la Argentina (especialmente con el default y la devaluación, que arrasó con el 50% del poder adquisitivo de los asalariados argentinos) muchos docentes ganan salarios por debajo de la línea de pobreza y la situación de empleados estables ya no les sirve para mucho.


"Sin dinero, la situación no mejora"
-Al margen de buenos anuncios, como la prórroga del incentivo docente por cinco años más, los bajos salarios y el pago en negro son denominadores comunes en muchas provincias. ¿Cuál sería la solución de fondo a estos reclamos que ya por viejos parecen naturales a la condición docente?

-Las soluciones deben emprender dos estrategias. Primero, aumentar el presupuesto educativo: pensemos que la provincia argentina que más recursos invierte en educación invierte diez veces menos que el Estado norteamericano que menos gasta. Sin dinero, la situación no mejora. Pero las enseñanzas de la década menemista mandan que sólo con dinero la educación tampoco mejora, porque durante ese gobierno se duplicó el presupuesto educativo y las cosas no mejoraron notoriamente: hay que gastar más pero hay que gastar mejor.

-¿Y la otra estrategia?

-En el contexto de la situación docente actual es necesario producir mejoras en las condiciones de trabajo que impliquen que la antigüedad no puede ser ni la primera ni la única bonificación salarial, hay que premiar la capacitación pero no con puntajes para ascensos sino con dinero. Pero, tampoco con cualquier capacitación sino la que se hace seriamente en instituciones acreditadas y con titulaciones reconocidas. Y, por último, debe existir una cultura del esfuerzo para que trabajar bien y trabajar mal no sea lo mismo.

-¿Cómo debe hacer el Estado para emprender semejantes reformas?

-Para hacer estas reformas, el Estado debe tener una iniciativa firme y transparente, pero debe consensuar con las organizaciones docentes las mejores herramientas para salir de la burocratización, el atraso y la indignidad salarial. Por último, se debe eliminar el bochorno del pago en negro que es ilegal e inmoral porque el Estado no puede ser el primer evasor.

-¿Quién fue un buen ministro de Educación de la Argentina?

-Los últimos 20 años de democracia nos han decepcionado porque las promesas de educación y justicia social no se han cumplido. Pero no se trata de cambiar personas, no se trata de ministros buenos o malos, lo que hay que cambiar es este modelo político educativo centralista, segregador y vinculado al atraso y a la pobreza.

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