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 domingo, 12 de septiembre de 2004

Devastador. El meteoro genera vientos de 270 kilómetros por hora y se teme que cause grandes destrozos
Nerviosismo en Cuba por el inminente paso del destructor huracán Iván
La población se afana en acopiar alimentos, agua potable y velas. Han comenzado a evacuar las zonas peligrosas

La tensión y el nerviosismo aumentaban anoche en Cuba a medida que el peligroso huracán Iván se acercaba a esa isla, donde la gente hacía acopio de víveres y se preparaba para un devastador embate previsto para las próximas horas.

Después de pasar por el sur de Jamaica, Iván alcanzó en la tarde de ayer vientos de hasta de 270 kilómetros por hora que le confieren la categoría 5 en la escala Saffir Simpson, y se ubicaba a 215 kilómetros de la isla de Caimán Grande, a donde debe llegar en la madrugada o al amanecer de hoy.

Este huracán podría atravesar Cuba de sur a norte, pero los cubanos escuchaban esperanzados los últimos pronósticos, que no descartaban que el rumbo de Iván virara hacia el oeste, evitando la isla y dirigiéndose al golfo de México.

"El peligro aún es muy real, incluso para la capital (La Habana); la Isla de la Juventud nunca puede estar tranquila", dijo el presidente cubano, Fidel Castro, en un programa especial de la televisión estatal a última hora de la tarde de ayer.

Sin embargo, José Rubiera, jefe del Departamento de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba, dijo que "se observa una pequeña inflexión hacia el oeste, queriéndole pasar por el sur a Caimán; si esto pasa, sería favorable para nosotros".

"Habría que esperar 24 horas para determinar con exactitud el rumbo de Iván, que se esta desplazando a unos 12 kilómetros por hora", dijo Rubiera.

A la espera de que se concrete su trayectoria exacta, la mitad occidental de la isla se encontraba en fase de alarma ciclónica.

En la capital cubana, de más de dos millones de habitantes, se ultimaban medidas preventivas para minimizar unos daños que podrían ser gravísimos si Iván mantiene sus fuertes lluvias y los vientos de 255 kilómetros por hora.

Las edificaciones de La Habana, muchas de la época colonial, tienen serios problemas de mantenimiento que las hace muy vulnerables al embate de un huracán de tanta intensidad, el más fuerte que ha amenazado la isla en 60 años.


"Dios nos ampare"
"Dios nos ampare, yo no quiero ni pensar que esto vaya a pasar sobre La Habana; miles de casas no van a resistirlo, entre ellas la mía", dijo preocupada Julia Hernández, ama de casa del barrio habanero del Cerro.

Los que pudieron encontrar tablones de madera aseguraban sus ventanas y en las tiendas se formaron grandes colas para comprar bebidas, agua, pan, latas de comida o leche en polvo.

Ayer ya se hacía ya difícil encontrar velas, baterías o linternas, que la gente ha acaparado en previsión de los más que probables cortes de agua, luz y gas que podrían durar varios días.

Incluso el combustible empezaba a ser racionado, y en las pocas estaciones de servicio que aún despachaban se formaron largas colas.

Los servicios de limpieza acababan de recoger en La Habana los árboles arrancados que dejó el huracán Charley, de mucha menor intensidad, el 13 de agosto, y podaban árboles para evitar que los vientos huracanados conviertan sus ramas en proyectiles.

"Te juro que estoy asustado, he pasado varios ciclones y uno se va acostumbrando pero cuando es algo como Iván te da miedo hasta pensarlo", dijo Roberto García, trabajador de la construcción, en el barrio de Centro Habana, donde muchas de las casas están amenazadas de convertirse en ruinas.

Todos los aeropuertos de la isla permanecerán cerrados durante hoy y mañana. Algunos turistas extranjeros adelantaron el fin de sus vacaciones y trataban de salir del país antes de la llegada del huracán.

"La verdad es que estoy un poco asustada porque nosotros somos de Europa y nunca hemos victo un ciclón y no sabemos lo que es. Por eso intentamos irnos hoy y, si no, rezaremos", dijo ayer una turista española de nombre Teresa.

Las autoridades cubanas, que actúan con enorme eficiencia en los casos de desastres naturales, intensificaron las labores de prevención y de información a la población, pidiendo a los ciudadanos que extremen la prudencia.

Cientos de miles de personas residentes en zonas de riesgo comenzaron a ser evacuadas en todo el país a lugares más seguros. Según medios de prensa locales, en La Habana había planes para evacuar al menos a 130.000 personas.

"Dios quiera que no pase. Vamos a encomendarnos a Dios y también a Fidel (Castro) para que nos ayude", dijo Rosita, una cubana de 51 años, ama de casa.

A los residentes en edificios altos se les pidió que se refugiaran en las plantas bajas y se tomaron medidas para proteger animales, medios de producción y equipos.

"Tengo en la casa una botella de ron, cuando empiece a soplar Iván me tomo dos tragos y que sea lo que Dios quiera; con un ciclón de esta magnitud ¿qué otra cosa se puede hacer?", dijo Esther Martínez en Centro Habana. (Reuters)

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Los cubanos se preparan para el embate de la tormenta. Comenzaron a escasear el combustible y algunos insumos básicos.

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