El economista bregó por una industria más diversificada

Carlos Abalo: "Tenemos un país próspero pero no comen todos los argentinos"

Consideró que la exportación debe estar acompañada por políticas de integración con otros países

Walter Gasparetti / La Capital

El economista Carlos Abalo se mostró optimista con las perspectivas exportadoras que se abren para el país si se persiste en la idea de continuar siendo proveedor de agroalimentos y si se consolidan los acuerdos con China. No obstante, opinó que las autoridades deberán resolver algunas contradicciones: "Tenemos una economía próspera, pero no le da de comer a todos los argentinos", sintetizó.

Así lo expresó durante una charla en Cañada de Gómez, adónde viajó para participar de un panel sobre el futuro de la industria regional organizado por la Fundación Independencia.

El docente de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), trazó un panorama de las políticas económicas aplicadas a partir de la década del 30 para desembocar en un análisis netamente coyuntural, en el que dio su punto de vista sobre el posicionamiento que debe tener Argentina para los próximos años.

"Aparece en el horizonte un país como China con 1.300 millones de habitantes. Es un mercado potencial enorme que no podemos perder de vista como exportador de agroalimentos", consignó Abalo, tras lo cual advirtió que "ese perfil no nos debe hacer repetir errores que los políticos cometieron durante años anteriores".


Límites del boom de la maquinaria
En ese marco, opinó que la oportunidad que se presenta debe estar acompañada por el desarrollo de una tecnología propia, al tiempo que sostuvo que el progreso del sector de la maquinaria agrícola en el sur de la provincia de Santa Fe no alcanza. "Los esfuerzos deben estar orientados a generar un ámbito para que la industria se diversifique aún más", confió.

Consideró asimismo que el perfil exportador debe estar acompañado con políticas de integración con los países limítrofes y con obras de infraestructura a las que consideró como "necesarias e imprescindibles", como la terminación del corredor para unir los océanos Atlántico y Pacífico.

También fue crítico con algunos sectores de la dirigencia política: "Hoy muchos piensan que el problema del déficit fiscal es esencial y parecería que hay que rematar a la industria si es necesario para aniquilar ese inconveniente. Ese modo de pensar nos llevó a la situación en la que estamos".

El desarrollo industrial de algunos países de Asia mereció un párrafo aparte en el discurso del economista, quien pronosticó que "la revolución industrial de Gran Bretaña es un chiste, un error de imprenta, si se la compara con lo que va a suceder en el Asia industrial".

-Los empresarios de la región hacen críticas muy ácidas hacia la integración con Brasil. Opinan que ciertos productos han ganado mucho mercado en Argentina.

-Esa situación se presenta en todas las industrias, incluso con más virulencia en el sector textil y de fabricación de automóviles. Entiendo que se va a dar una situación de confluencia y de conflicto. En ese contexto surgirá una visión natural y otra acordada. Estados Unidos y Japón tuvieron una competencia feroz en lo referente a la comercialización de automóviles y se repartieron el mercado. Entonces creo que Brasil va a tener mayor facilidad para la industria masiva y Argentina tendrá que orientarse más hacia una industria elaborada. Nosotros no tenemos una industria masiva porque soportamos 30 años de desindustrialización, en cambio Brasil siempre tuvo un Estado que fomentó la política industrial. Lo interesante es que ambos tienen en común el potencial agroalimentario y en muchas cosas Brasil va a necesitar de Argentina, ya sea por garantía de magnitud de ofertas y además en la distribución de las tareas de procesamiento de los granos.

-Pero la presencia de Brasil es conflictiva.

-Sin dudas que es así, pero hay que ver cuál es el nicho en el que debe ponerse Argentina. Por ejemplo, la industria del mueble, tan propia de algunas localidades de Santa Fe, va a tener que ver con el futuro desarrollo forestal y con el tipo de madera que se impulse. Argentina tiene un potencial exportador. Es probable que no lo veamos mañana y tampoco nos vamos a poner de acuerdo en tres años. La tarea de la sociedad institucional y política es generar este debate para ver qué lugar puede llegar a ocupar Argentina.

-¿Qué espera del gobierno del presidente Néstor Kirchner?

-Hay una oportunidad para el país y para el gobierno. La Argentina no puede ser una plataforma financiera como fue a partir de 1977 con la dictadura militar. Tampoco estoy de acuerdo con la dolarización. Un país es grande por lo productivo que es. Sí estoy de acuerdo conque se haya hecho una elección productivista. Creo que las medidas tomadas hasta el momento son positivas. El tema de la deuda se llevó lo mejor posible. Existe una amplitud de iniciativas, eso sí, deberían ser un poco más discutidas. Quizás como programa de gobierno que no está tan claro.

-Parece que la devaluación puso las cosas en su lugar.

-La devaluación corrigió la inexactitud del 1 a 1 que era insostenible porque nuestra productividad no crecía como la de Estados Unidos. Ahora deben venir las políticas industriales, pero tienen que estar confeccionadas para que haya una respuesta del empresario.

-Usted adhirió en su momento al plan de convertibilidad. ¿Está arrepentido?

-No había otra manera de terminar con la hiperinflación. El tema no está en la convertibilidad en sí, sino en haber aplicado una flotación mesurada con control de cambio y acorde con la productividad.

-¿Se podría haber evitado la crisis?

-Quizás amortiguado porque no se olvide que esta fue una crisis internacional. Podríamos haber tenido una crisis parecida a la de México, que aquí ni nos enteramos porque fue mucho más tenue.

Para Abalos, el reparto no llega a todos los sectores.