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 miércoles, 31 de marzo de 2004

Un año sin fumar en bares de Nueva York no apagó el debate

La prohibición de fumar en los bares de Nueva York cumple un año esta semana coincidiendo con la implantación de una ley similar en Irlanda y sin que las autoridades y los propietarios logren ponerse de acuerdo sobre las virtudes de la medida y su impacto económico.

El ayuntamiento de la ciudad celebró ayer el primer aniversario de una ley en cuya promoción el alcalde Michael Bloomberg, ex fumador y aficionado a la vida social, ha invertido parte de su crédito político.

Los comisarios de Sanidad y Finanzas, Thomas Frieden y Martha Stark respectivamente, brindaron en el pub Blind Tiger Ale House y revelaron que los ingresos de bares y restaurantes han subido un 8,7 por ciento desde el 1º de abril de 2003.

Por su parte, la Asociación de la Vida Nocturna de Nueva York cifró en un 40% la pérdida de ingresos desde la entrada en vigor de la ley. "Si la prohibición es buena para el negocio, ¿por qué nadie abrió un bar para no fumadores antes de la prohibición?", se preguntó David Rabin, presidente de la organización.

Las asociaciones de propietarios de bares y las de defensa de los fumadores ponen en duda que la ley haya aportado algún beneficio económico y que esté salvando las vidas de miles de camareros. "El incremento del negocio es parte de la recuperación económica general. Cuando la ley entró en vigor aún estábamos bajo los efectos de la crisis del 11 de septiembre", afirman.


Preocupación en pubs irlandeses
Irlanda aplicará el próximo lunes la prohibición de fumar en los lugares de trabajo y espacios públicos cerrados. Pero en un país famoso por sus tabernas, la restricción en los pubs es lo que ha atraído más atención.

Muchos taberneros de Belleek, en la frontera con Inglaterra, están preocupados. Los pubs están en County Donegal, en el noroeste de la República Irlandesa, y como todo el mundo en el país los dueños se enfrentan a una multa si no impiden que los clientes fumen. Sin embargo, una gran parte del pueblo está al otro lado del río Erne en County Fermanagh, que es parte de Irlanda del Norte, controlada por Gran Bretaña, donde los fumadores son libres de seguir echando bocanadas.

"Hasta ahora, muchos de los clientes habituales simplemente se han reído, pero algunos dijeron que cruzarán el puente", indicó. (Reuters y AFP)

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