| miércoles, 31 de marzo de 2004 | Crisis energética Finalizando 1999, estábamos entre los mejores países en libertad económica. Ahora hemos descendido al puesto 116, porque el gobierno mantiene un fuerte control de precios por temor a una gran inflación, hay restricciones financieras y se está avanzando hacia una economía demasiado cerrada. La falta de vitalidad económica refleja la desaparición de los derechos económicos de la gente. La improvisación, los discursos demagógicos, la falta de seriedad con los acreedores internos y externos, no haber tenido voluntad de atender los reclamos de las empresas concesionadas ante una devaluación asimétrica, son fallas imperdonables que termina pagando toda la sociedad, no sólo en pesos, sino en la precariedad de los servicios, como la probable falta de energía, que perjudicaría también a países vecinos, sin respeto por los contratos firmados. La actual crisis energética se ha venido advirtiendo desde la devaluación. Las empresas de energía están cobrando en pesos devaluados y compran material para mantenimiento en dólares. El reemplazo por nacionales no puede ser inmediato porque hay materiales que no se han fabricado o no tienen la misma calidad para dar el mismo resultado. En algún momento iba a estallar y el momento llegó. El gobierno debió haber tomado previsiones porque era cosa sabida. Pero son especialistas en "reality shows" del suspenso que nos mantiene en una actitud psicológica de pánico.
Martina Fos
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