 | martes, 04 de noviembre de 2003 | Recordando al doctor Clemenz En este segundo aniversario de su fallecimiento y en nombre de todos los que, como yo, hemos experimentado su amistad y su ejemplo, quiero hoy rendir un pequeño pero sincero homenaje al doctor Juan Carlos Clemenz. Realmente extrañamos al querido Juan Carlos y nuestro único consuelo es la certeza de que está gozando del merecido premio a su fidelidad. Su compromiso como esposo, padre, médico, amigo y ciudadano cristiano ejemplar, nos seguirá guiando durante muchos años más y dependerá de nuestra respuesta el que su memoria perdure en nuestras vidas y en nuestras acciones. Fue un entusiasta defensor de la vida, de la felicidad y de los verdaderos valores que al menos debieran ser el sólido cimiento de toda sociedad. Hoy, más que nunca, cuando la cultura de la muerte parece crecer paso a paso, se necesitan ejemplos como el suyo para demostrar que se puede y se debe ser coherente sin dejar de ser libre. Que se puede vivir con alegría aun en medio de serias dificultades. Que se puede y se debe amar al mundo apasionadamente, sin por ello convertirnos en mundanos. En nombre propio y en el de todos los que participaron de su amistad y enseñanzas, de todos los que alguna vez asistieron a una charla o taller familiar de su querido "Cedef", gracias, Juan Carlos.
Eduardo L. Pagliarecci
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