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 domingo, 02 de noviembre de 2003

Des-equi-librados
Central ganó en el final con gol de Ezequiel y enloquece

Mauricio Tallone / Ovación

Central encontró en la agonía del partido el triunfo que necesitaba para mantener intactas sus aspiraciones de luchar hasta las últimas consecuencias en el Apertura. Si bien la victoria canalla atravesó contrastantes estados y características, esa diversidad no echa sombra ni menoscaba los merecimientos cuando Ezequiel González puso la cabeza salvadora para bañar al Gigante de desahogo.

Los canallas se impusieron por una razón concluyente: fueron el único equipo que propuso ganar el partido a través de la tenencia de la pelota, más allá de que no siempre la utilizó como se debe. Después sí hay lugar para desgranar el resto, precisamente en el casillero dedicado al sufrimiento que padeció el conjunto de Russo cada vez que quedó desarticulado colectivamente.

Y esto se dio porque de movida Quilmes se encomendó a un esquema racionalmente sacrificado, en el que el despliegue de sus volantes fue la cuerda que más sonó.

En ese lapso el chileno Menéndez se devoró a Ezequiel González y la presión que ejercieron Trullet y Braña le recortaban la capacidad de maniobra al tándem Vitamina y Messera. Entonces como la apuesta de Central se moría en el fregadero del medio, el cervecero empezó a poner su ladrillo en la pared que más le convenía a su juego.

Corría el minuto 31 cuando una habilitación de Benítez puso a Ceballos cara a cara con Gaona, pero el remate del delantero quilmeño se fue besando el palo izquierdo del arquero canalla.

Esa jugada no sólo se transformó en una señal de alerta para el fondo local, sino que precedió a un remate del Chupa López que se fue por arriba del travesaño.

En ese primer tiempo la respuesta de Central estuvo envasada en un remate de Ezequiel que pasó cerca del palo, luego de un encuentro con Vitamina Sánchez.

Las modificaciones que ensayó Russo en el complemento renovaron el impulso, pero el equipo mantuvo su ceguera futbolística. Ni las entradas de Ruggiero y el Yerbatero lograron activar el factor sorpresa que se necesita para vulnerar a un esquema tan bien cosido entre sus líneas como el que mostró Quilmes.

Precisamente los quilmeños de a poco se fueron enamorando del resultado y Central repartía su silueta colectiva entre la impotencia y la falta de ideas para vulnerar a una defensa integrada cada vez por más hombres.

Hasta que en el descuento apareció el envío de Messera, la corajeada de Petaco y la cabeza salvadora de Ezequiel. Así Central se sacó de encima con el último suspiro a una piedra molesta en la pelea del Apertura. Si bien no lo hizo con la fórmula que lo supo honrar como equipo, igualmente demostró que cuando la necesidad lo agobia también tiene a mano otros argumentos para salir a flote y dejar a resguardo sus ilusiones.

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El Equi vuela para que Central festeje al final.

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Central 1 - Quilmes 0


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