| domingo, 02 de noviembre de 2003 | Color canalla: Un triunfo como un canto a la esperanza Central está de fiesta y los canallas sonríen y sueñan Sergio Faletto / Ovación Minuto final. Estallido en el Gigante. Todos los hinchas auriazules se abrazaron a las estrellas de la noche para seguir prendidos a ese viejo sueño llamado campeonato. Es que fue como una ráfaga. Porque el empate sacaba residencia pero este Central laburante como pocos desalojó la impotencia y quebró la resistencia rival con la fuerza de la esperanza. Cuando Ezequiel, canalla de pura cepa, empujó la pelota al fondo, el equipo de Russo se abrochó con firmeza el rótulo de coraje.
Fue una maravilla, fue extraordinario ver a todos los hinchas salir disparados para cualquier lado y abrazarse con el primero que se encontraban para transpirar esta emoción que sólo producen las hazañas.
Como por arte de magia el ceño fruncido se transformó en grito, el fastidio en felicidad y la renovada fe copó el Gigante y ahora todos creen que para este equipo nada es imposible y que sólo es cuestión de jugar cuando se puede, de luchar cuando se debe y de pensar que Boca nunca estuvo lejos.
Es que anoche la llama de la esperanza de seguir siendo protagonista de este Apertura parecía apagarse por la férrea resistencia de un Quilmes tan ordenado como pragmático, pero Central fue y fue, una y mil veces, empujando sus propias limitaciones hasta el punto de lo impensado. Y en sintonía con eso la hinchada alentó, bramó, se quejó y al final festejó.
Central está de fiesta. Los canallas tienen dibujada en su rostro una amplia sonrisa de satisfacción. Se fueron vulnerando el silencio de la noche y ahora esperan el próximo partido mirando de reojo lo que suceda esta tarde con Boca ante Independiente, pero esa ya es otra historia. Central vive con intensidad lo que su equipo anoche le regaló: las ganas de seguir viviendo un torneo apasionante. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El pueblo canalla deliró en el Gigante. | | |