Resolución por el asesinato del chico de San Justo

Procesan al acusado del crimen del estudiante de psicología

Según el juez de la causa, lo mató para robarle. Si llegaran a condenarlo, podrían darle de 13 a 25 años de prisión

El juez de Instrucción Carlos Carbone procesó ayer al joven de 18 años acusado de dispararle un tiro en la cabeza al estudiante de psicología Germán Owsianski, de 19 años, la madrugada del 13 de octubre último. La conclusión del magistrado es que el ataque se produjo cuando el autor del disparo y otro chico quisieron robar las zapatillas de la víctima, que murió cuatro días después en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. El procesamiento es por robo seguido de muerte agravado por el uso de un arma de fuego, un delito que se castiga con penas de 13 a 25 años de prisión.

El autor del crimen, según las conclusiones de Carbone, es Brahian Renierd Pizzicatti, un joven que nació en Canadá hace 18 años pero que vive desde siempre en Rosario. El chico integra una familia de clase media.

Pizzicatti está detenido desde el 18 de octubre, cuando se entregó a la Brigada de Homicidios luego de quedar comprometido por la declaración de varios chicos, entre ellos el que lo acompañaba la mañana del hecho. Este último, que aún no cumplió 18 años, también está bajo arresto pero a disposición del juez de Menores Juan Leandro Artigas.

Para construir la acusación contra Pizzicatti fueron decisivas las declaraciones recogidas por los investigadores entre varios amigos que estaban con los homicidas aquella madrugada. Todos coincidieron en que Pizzicatti y el otro chico estaban reunidos con un grupo, que alrededor de las 4 ambos salieron juntos a la calle y que, al regresar, ellos mismos habían contado el episodio con Owsianski.

Según esos testimonios, Pizzicatti y el menor -de nombre Pablo- estaban muy nerviosos cuando se reunieron con sus amigos y en ese momento dijeron que el tiro que hirió de muerte al estudiante se escapó cuando el primero de ellos le apuntaba a la cabeza para exigir la entrega de las zapatillas.

Una de las chicas que los vieron regresar contó incluso que Pizzicatti abrió el tambor del revólver delante de sus amigos y que todos pudieron ver que le faltaba una de las balas.

Luego, cuando ya estaba detenido, fue el propio Pablo quien le contó a la policía la secuencia del episodio que acabaría con la vida de Owsianski. El chico dijo que Pizzicatti lo invitó a robar y que abordaron al estudiante de psicología para pedirle "unas monedas" en Maipú al 1900.

Como la víctima dijo que no tenía monedas, Pizzicatti sacó el revólver y le exigió que entregara las zapatillas. Owsianski no se resistió y de hecho se aprestaba a entregarlas cuando el agresor abrió el tambor del arma para impresionarlo y hacerle ver que el asalto era real. Luego lo cerró y apretó el gatillo, con el resultado ya conocido: el proyectil impactó en la cabeza de Germán, que alcanzó a caminar algunos metros hasta el pallier del edificio donde vivía y finalmente se desplomó.

Pizzicatti nunca ratificó ni negó esta versión de los hechos, sencillamente porque se abstuvo de declarar ante Carbone. Pero en la resolución del procesamiento queda claro que para el juez el relato de Pablo resulta verosímil y sincero ("No hay motivos para que mintiera contra su amigo", dijo), y que esa narración aparece corroborada por el testimonio de los amigos del chico sindicado como el autor del disparo.

El juez dijo en la resolución que las pruebas contra Pizzicatti son "abundantes" y, basándose en una serie de pericias, descartó la posibilidad de que el disparo se hubiese por accidente.

Germán Owsianski era el único hijo de un matrimonio de trabajadores de la ciudad de San Justo, 260 kilómetros al norte de Rosario, a donde había llegado este año para estudiar Psicología.

Los amigos de Germán, asesinado el 13 de octubre.