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 sábado, 01 de noviembre de 2003

Dicen que conspira contra el orden y el buen gusto
Comerciantes furiosos por la feria artesanal en la Pringles
La decisión de permitir los puestos fue tomada por el Concejo pero puede ser vetada por la Municipalidad

Furiosos. Así están los comerciantes del centro de Rosario por la decisión del Concejo Municipal de instalar una feria de artesanos en la plaza Pringles (Córdoba y Paraguay). Que "ningún espacio público puede ser usado con fines comerciales", que los artesanos "conspiran contra el orden y el buen gusto" y que "cuando tiran sus frazadas en el piso y hacen sus necesidades en la vereda la plaza es un asco" son parte de los argumentos que avalan la negativa. Además aseguran que "la feria no combatirá la droga, como dicen, sino todo lo contrario". Por su parte, el director de Control Urbano de la Municipalidad, Manuel Sciutto, dijo ayer que analizará en detalle el decreto aprobado, pero advirtió que el Ejecutivo sigue sosteniendo que la Pringles "no es un lugar apto para ubicar puestos de venta".

La pulseada entre unos 50 artesanos y la Municipalidad, que ya es de larga data, tuvo anteayer una definición cuando los concejales aprobaron la iniciativa de Alberto Cortés de permitir los puestos en la plaza Pringles. A la hora de presentar su proyecto, el concejal del Partido Socialista Auténtico puso como fundamento principal que "al atardecer circula droga en la Pringles, con lo cual la presencia de los puestos con artesanías mejoraría el dominio del lugar".

La respuesta de los comerciantes no se hizo esperar, y llegó a través de un comunicado firmado por la Asociación Empresaria de Rosario, la Federación Gremial del Comercio e Industria y las asociaciones de amigos y comerciantes del Paseo del Siglo y de la peatonal Córdoba. "Bastaría que los autores del proyecto se contactaran con los vecinos de la zona para tomar conocimiento que los mismos señalan exactamente lo contrario", reza la declaración.

Sin haber firmado el comunicado, el presidente de la Asociación de Amigos y Comerciantes de calle San Martín, Héctor Grand, se sumó al malestar de sus pares. "Es inaceptable la presencia de estos muchachos. Yo no puedo ser juez de nadie pero no sé hasta qué punto la droga se puede combatir con el nivel de gente que yo mismo vi ayer (por anteayer) en el Concejo", señaló a La Capital.

Grand también está en llamas porque las alternativas que ofrecía la Municipalidad para liberar la Pringles eran la plaza Montenegro o la San Martín. "La Municipalidad va pateando la pelota en vez de ocuparse de resolver el problema de fondo. Los artesanos no tienen que estar en la Pringles ni en la Montenegro, ni en ningún espacio público de la ciudad", disparó.

Quien no tardó en sumarse a este comentario fue el presidente de la Asociación Empresaria de Rosario, Elías Soso. "Las plazas son espacios que pertenecen a la ciudad, por lo tanto la gente debe transitar libremente", sostuvo. Para Soso, se está "anestesiando" a los artesanos para que "se conformen con un lugarcito en una plaza, cuando en realidad tendrían que acceder a trabajos genuinos".

Esta polémica también dio pie a la eterna lucha entre los puestos informales y los negocios habilitados sobre el pago de los impuestos, servicios, salarios y tasas. "Permitimos la venta de flores y diarios, pero no queremos la venta de tablón y frazadas en el piso. Para estar en la peatonal hay que pagar impuestos", aseguró el presidente de la Asociación Amigos Peatonal Córdoba, Nelson Graells.

Por su parte, el fundador de la Asociación de Amigos del Paseo del Siglo, Luis Rodríguez, teme que ahora "los cientos de desocupados de Rosario quieran instalarse en esa plaza céntrica. ¿Cómo hacemos para detener eso?", se preguntó indignado.

"El centro es un paseo de la familia. No sabés la alegría que me dio ver ayer a una abuela sentada en uno de los bancos de la Pringles, algo imposible de hacer cuando los artesanos desparraman sus lonas", agregó Rodríguez.

El Concejo ya aprobó la norma que autoriza a los artesanos a instalarse en la Pringles, pero la Municipalidad tiene la facultad de vetarla. Si bien el director de Control Urbano no se animó a precisar cuál será la decisión final del municipio, advirtió que "la Pringles no es un lugar apto para instalar la feria. Se trata de la continuación de la peatonal y la vereda no es lo suficientemente amplia como para ubicar puestos".

En cuanto a los argumentos de que la feria evitaría el consumo de droga en esa plaza, Sciutto dijo que "no hay un solo antecedente que plantee que con la presencia de los artesanos se combata el flagelo de la droga. Tal vez habría que promover esta postura a nivel internacional", ironizó el funcionario municipal.

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"La Pringles no sirve para la feria".

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