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 sábado, 11 de octubre de 2003

El crimen ocurrió el 26 de mayo del año pasado
La mujer lo echó, se enojó y la mató: le dan 8 años de prisión
Ocultó el cuerpo en una garita ferroviaria y lo descubrieron porque volvió al lugar para que no sospecharan de él

Jorge Salum / La Capital

La policía todavía no tenía idea quién era la mujer que apareció apuñalada en una garita ferroviaria del barrio Ludueña cuando José Manuel Romero se presentó en el lugar sin que nadie lo llamara. "Me dijeron que mataron a mi mujer", dijo y esa sola frase ya puso en alerta a los detectives de la Brigada de Homicidios. "¿Y usted cómo lo sabe?", quisieron saber los investigadores. Todo lo que dijo después no hizo más que comprometerlo hasta encerrarlo en un callejón sin salida. Un rato después terminó confesando que él mismo la había asesinado en medio de una discusión por celos.

El crimen ocurrió el 26 de mayo del año pasado y ahora el juez de Sentencia Ernesto Genesio acaba de condenar a Romero a ocho años de prisión por homicidio simple. El viernes pasado, cuando fue a conocer el veredicto, Romero escribió de puño y letra en la última página del expediente que consiente "expresamente" el fallo.

Romero vivía en concubinato con Claudia Rosana Pérez, que tenía 27 años. Habitaban una modesta casilla ubicada en Pasco y Lima. La noche del homicidio mantuvieron una fuerte discusión porque ella quería separarse y él no aceptaba esa decisión.

La pelea resultaría fatal para la mujer. Primero recibió un empujón, después algunos golpes y finalmente por lo menos tres puñaladas.

Después de matarla, el homicida cargó el cuerpo en el carro que usaba para cirujear. Con la bicicleta lo llevó hasta el cabín ferroviario abandonado que está en Urquiza al 8000, a unas 20 cuadras del escenario del crimen. Estaba semidesnudo y tapado por un montón de basura. Tenía el cráneo destrozado por los golpes y varios cuchillazos en el abdomen y el tórax.

Los policías de la Brigada de Homicidios todavía trabajaba en el lugar cuando apareció Romero. Al preguntarle cómo sabía que habían matado a su mujer dijo que se lo había contado un primo de la víctima. Pero esta persona, que estaba en la escena, fue categórica: "No sabía de la muerte de ella y tampoco hablé con él", dijo.

Entonces todo comenzó a aclararse para los detectives: era evidente que Romero había regresado al lugar donde dejó el cadáver para que nadie sospechara de él, y así terminó descubierto. Allí mismo se quebró y ya en la jefatura hizo una confesión detallada.

Romero tiene 25 años. Había llegado de la provincia de Chaco unos 8 meses antes del crimen. Hacía cuatro meses que convivía con Pérez, que tenía 3 hijos de parejas anteriores: Rocío, de 10 años; Franco, de 7, y Julián, de 4. La convivencia de la pareja se había vuelto muy difícil y ella pretendía que su compañero se marchara. Esa misma noche lo echó de la casa sin imaginar que era una de las últimas cosas que haría.

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La garita donde hallaron muerta a Claudia Pérez.

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