La huelga de 4 horas tuvo total acatamiento en Rosario

Quejas e indignación de la gente por el paro de colectivos

Los choferes reclamaban, un aumento salarial del 70 %, y anoche consiguieron un incremento del 60 %

Laura Viche / La Capital

Gente, mucha gente caminando; más autos y bicicletas por el centro que lo acostumbrado; decenas de peleas cuerpo a cuerpo por un taxi y más de uno preguntándose en las paradas de colectivos: "Qué, ¿hay paro?". Esa fue la postal que se vivió ayer en las calles rosarinas entre las 10 y las 14, horas en que transcurrió el paro que realizó la Unión Tranviarios Automotor (UTA). En ese lapso desaparecieron de golpe las 650 unidades del transporte urbano e interurbano, y la mayoría de la gente se quedó literalmente a pie y masticando bronca.

Desde la UTA, el secretario gremial, Miguel Moyano, aseguró que el acatamiento a la medida fue del 100 por ciento. Y cuando La Capital le preguntó qué opinaba sobre el descontento de los pasajeros, respondió: "Lo lamentamos. Pero esta medida no es contra el usuario, sino en reclamo de un aumento de nuestros salarios".

Los choferes acordaron el paro de cuatro horas de ayer tras fracasar el encuentro que se realizó el jueves con intención de acercar a las partes en la cartera laboral nacional. Allí se pasó a un cuarto intermedio hasta el martes próximo. Pero al cierre de esta edición, cuando en Buenos Aires los choferes estaban en pleno paro, se acordó un aumento "de un 60 por ciento" y se levantó la medida. (ver recuadro).

Bastó recorrer unas pocas cuadras del centro a partir de las 10 para darse cuenta de que mucha gente se desayunó con el paro. Algunas personas esperaban en las esquinas sin saber por qué el colectivo demoraba tanto. "Qué, ¿hay paro? Pero si vinimos al centro temprano y no tuvimos problemas" se lamentaron Débora y Daniel en la esquina de Sarmiento y Córdoba, donde esperaban el 134.

Lo mismo le ocurrió a Alicia, que a dos cuadras de allí aguardaba el 122 para ir hasta Ayacucho y Seguí. Cuando se le preguntó cómo haría para volver a su casa, señaló sus pies y contestó malhumorada: "No me queda otra que caminar, porque no tengo plata para tomarme un taxi".

En la plaza Sarmiento, lugar para más de una docena de líneas, a las 10.45 pasó el último 35/9. Una docena de personas que iban a zona sur aprovechó el vehículo más allá de que la dejara a varias cuadras de destino.

No tuvo la misma suerte la familia Alicardi, de San Lorenzo, que decidió tomarse un taxi. Tampoco les fue bien a Rodrigo, de un año y medio, y a su papá, que habían llegado por la mañana desde Granadero Baigorria para ir al hospital y tuvieron que quedarse en la plaza esperando hasta que se levantara el paro a las 14.

Los rosarinos optaron por la bici o los taxis.