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 miércoles, 06 de agosto de 2003

Con humor, los conflictos se resuelven mejor

María Laura Favarel / La Capital

Por qué en cambio de llamar al paciente por el número no se fija en la ficha y lo llama por su nombre y apellido? preguntó uno de los médicos del hospital que observaba la obra de teatro. Mientras decía esto, en el escenario los actores representaban el trabajo de los profesionales de la salud. "Verse a sí mismos es la mejor manera de proponer soluciones y ser críticos", explicó a La Capital Ricardo Talento, director del grupo de teatro Los Calandracas, que desde hace 15 años presenta obras mediante la técnica de teatro-foro en Buenos Aires. Actualmente el dramaturgo asesora a los integrantes del grupo rosarino La Rueda (ver aparte) que comenzará a utilizar esta metodología con el personal de enfermería del Hospital Clemente Alvarez y docentes.


Teatro abierto al debate
En el escenario, un grupo de artistas representa situaciones conflictivas desde el humor. Según la técnica del dramaturgo brasileño Agusto Boal la obra se representa dos veces. La primera vez, el público se ríe y comenta las situaciones. Sin embargo, inesperadamente los actores vuelven a aparecer en escena. Entonces el destino puede cambiar: es el turno de los espectadores. En esta segunda oportunidad el público tiene la posibilidad de detener a los actores y sugerirles modificaciones a través de una persona que hace de nexo entre la realidad y la ficción.

El público está integrado por médicos o enfermeros que sugieren cambios en la forma de tratar a los pacientes. Sin embargo al actor, bien identificado en su rol, no le resultará fácil modificar de actitud. Entonces, alguno del público puede subir al escenario y representar la escena. "Es allí donde reaccionan y se dan cuenta que es muy fácil decir cómo tienen que ser las cosas, pero cuán difícil es ponerlo en práctica", relata Talento.

"Estas sugerencias constituyen el primer paso para que se produzca el cambio en la relación médico-paciente", agrega.

Las primeras presentaciones de Los Calandracas fueron en hospitales a pedido del personal de salud. Reconocían que estaban atendiendo mal y que esto dañaba tanto a los pacientes como a los profesionales. "Dieron con nosotros porque trabajábamos en el hospital Garraham con los chicos y sus familias", recuerda Talento.


Humanizar la atención
Talento y su grupo de actores recorren los hospitales, se sientan en las salas de espera, escuchan, hablan con la gente y los profesionales. Así elaboran los guiones que encarnan los actores con narices de payaso. "Los primeros temas tuvieron que ver con pediatría -recuerda el dramaturgo-, el diálogo entre el médico y la madre que muchas veces se convierte en incomprensible, la función del hospital público, la diferencia entre hacer sentar a un paciente o atenderlo de pie, etcétera. Todo apunta a que la relación se vuelva más humana", explicó Marcelo Mainini, coordinador de la actividad educativa de La Rueda.

Los médicos comenzaron a percibir los cambios que se producían si primero invitaban a sentarse al paciente. En otra oportunidad, surgió el tema de la falta de tiempo para atender la creciente demanda de pacientes. Entonces comenzaron a controlar por reloj cuánto tardaban en atender a cada uno y reconocieron que ser amables no los demoraba más.


Experiencia local
El grupo La Rueda está trabajando, bajo la supervisión de Talento, para abordar el malestar profesional de los enfermeros en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. A través del arte y el humor, el grupo se propone también abordar cuestiones sociales.

La Rueda trabaja con la técnica de teatro-foro en congresos y encuentros con temáticas específicas. Próximamente lo hará en los centros Crecer y preparan una actividad para el congreso de emergencias que se desarrollará en noviembre próximo. El grupo también recibió un pedido del gremio docente para aplicarlo a conflictos en las instituciones educativas.

"Estas escenas son un espejo donde se presentan situaciones no deseadas. Si bien la primera reacción es de risa, el teatro siembra la inquietud y lleva a la reflexión", aclaró Mainini. "No es un teatro didáctico o terapéutico, sino que funciona como un disparador que moviliza", concluyó.

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La Rueda expone sus propuestas creativas.

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