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 miércoles, 06 de agosto de 2003

Resolución sobre la muerte de Carlos Gauna en un baldío de Ludueña
Juzgan que el policía que mató a un chico no tuvo "intención homicida"
El juez de instrucción descartó un caso de gatillo fácil pero pidió que se investigue si hubo homicidio culposo

Jorge Salum / La Capital

El juez de Instrucción Luis María Caterina resolvió enviar a un juez correccional la causa en la que se investiga el homicidio de un chico a manos de un agente del Comando Radioeléctrico de la policía. El magistrado descartó la posibilidad de que el agente se propusiera asesinar a la víctima apelando al gatillo fácil, pero no la alternativa de que que cometiera una imprudencia al abrir fuego en medio de la oscuridad, sabiendo que esos disparos podrían resultar fatales.

La resolución de Caterina exculpa al policía Rubén Darío Blanco de la acusación por homicidio simple, aunque mantiene abierta la investigación para saber si cometió un homicidio culposo. El juez consideró probado que Blanco repelió una agresión a tiros de la propia víctima o de alguna de las tres personas que lo acompañaban cuando lo mataron, y que su reacción fue "proporcional" al ataque que recibió.

Blanco es quien disparó y mató a Carlos Angel Gauna el 8 de agosto del año pasado. El policía había acudido al predio de una fábrica abandonada, ubicada en Larrea 562, porque un vecino llamó al Comando Radioeléctrico diciendo que allí había personas robando.

La versión del robo siempre fue negada por la familia de la víctima e incluso por algunos testigos del episodio. Entre esos testigos hay un amigo de Gauna, quien aseguró que en realidad el chico entró al predio a buscar una pelota de fútbol con la que estaban jugando.

El lugar donde fue herido Gauna es un inmenso terreno, cercado por tapiales, repleto de cosas viejas y tapado por yuyales.

El día que Blanco mató a Gauna, de 20 años, en ese predio también estaban Ramón Luis Udi, de 48, y Fabio Raúl Siaira ( Fabo), de 21. Ambos estaban acusados de robo y ahora el juez Caterina les dictó la falta de mérito para imputarlos, lo cual significa que la investigación seguirá abierta y que esta probabilidad no se descarta del todo.

Udi, Siaira y Gauna estaban juntos en el momento en que el chico recibió un tiro mortal disparado por el policía Blanco. Udi admitió que intentaba apoderarse de unas chapas. Fueron los ruidos que oyó un vecino y que lo impulsaron a llamar a la policía. Entonces se desencadenó la secuencia de hechos que acabarían con la vida del chico.

Blanco entró en la casa del vecino que había llamado al Comando y pidió una escalera para asomarse al baldío donde estaban Gauna y compañía. Luego de una investigación que él mismo consideró "exhaustiva", el juez llegó a la conclusión de que en ese momento alguien disparó contra el agente, quien previamente había dado la voz de alto "sin sacar" su arma.

El juez descartó la versión de que Gauna ingresara al lugar a buscar una pelota de fútbol porque el balón jamás apareció, pero tampoco dio por cierto que el chico estuviera allí con el propósito de robar.

Tampoco consideró probado que fuera Gauna quien hizo los disparos contra Blanco al oir la voz de mando, por más que al lado de su cadáver apareciera un revólver calibre 38, según consideró el juez.

Las conclusiones del juez se basan en el cruce de los testimonios de Udi, Siaira y varios testigos, incluido el vecino que llamó a la policía. Uno de los datos más precisos aportados por esos testigos es que antes de que el policía abriera fuego, se escucharon tres disparos dirigidos hacia el lugar donde se encontraba el agente. "Eso quedó claramente demostrado", dijo el juez en su resolución.

Para Caterina, no hay ninguna duda de que Blanco fue quien hizo el disparo mortal, pero juzgó que lo hizo para defender su vida y no con "intención homicida". Además, dijo, lo hizo en dirección hacia el lugar donde vio los fogonazos provocados por los disparos que le hicieron, tal como le enseñan a los aspirantes en la escuela de policía. "Blanco actuó ante una agresión ilegítima y en forma proporcional al ataque", sostuvo.

Sin embargo, el mismo juez consideró necesario investigar si Blanco no fue imprudente. "Es que hay un margen de duda acerca de si los disparos contra él los hizo Gauna o alguna de las personas que lo acompañaban", argumentó. Es más: el juez no descartó que los tiros hubiesen sido efectuados por alguna de las otras personas que se encontraban en ese lugar para arrojar luego el arma junto al cuerpo de la víctima.

Por último, el juez descartó que los policías del Comando Radioeléctrico dejaran abandonado a Gauna en lugar de procurarle asistencia médica. Para eso tuvo en cuenta la declaración de dos familiares directos del chico, quienes admitieron que fue uno de los uniformados quien los acompañó hasta adentro del predio donde cayó muerto y los ayudó a encontrarlo.

De la misma manera desechó la posibilidad de que le plantaran un arma para simular un enfrentamiento, porque esos familiares llegaron al sitio donde había caído el chico antes que la policía.

Ahora la causa irá a un juzgado correccional. Allí deberá dilucidarse si Blanco debe ser juzgado por homicidio culposo. Caterina ya dijo que no hay dudas (lo prueban las pericias balísticas) de que fue su arma la que disparó el tiro mortal, pero juzgó que lo hizo cumpliendo un deber y repeliendo una agresión que ponía en peligro su propia vida.

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Angel Gauna murió el 8 de agosto de 2002.

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