Este equipo no copa. Ni a los hinchas ni a la Sudamericana. Las intenciones chocan con la realidad. Y la de este Newell's la marca la posición en el Clausura: está 11º. Lo castiga su irregularidad. Lo condenan los resultados. Y a todos los rojinegros ya les ganó la impaciencia. El aliento sostenido para ir en busca de los triunfos necesarios se transformó en el reclamo repetido. ¿Y ahora? Será el turno del Bambino Veira encontrar respuestas de sus hombres. Quedan cuatro fechas. Los objetivos se ven por demás borrosos y la imagen como equipo que se reflejó ayer distó demasiado de aquella que supo hacer ilusionar a los leprosos en aquella última victoria ante San Lorenzo.
¿Si hubiera ganado con algún gol salvador nada de esto sucedería? Tal vez algunos puedan creerlo. Pero... Es cierto que los números le hubieran permitido seguir soñando, sin embargo, a la larga, la posición en la tabla y la irregularidad en su juego lo hubieran castigado de igual forma.
Es que este Newell's ayer fue muy desprolijo. Quiso pero no supo cómo ingeniárselas para ganarle a un débil Racing. Manso no encontró la pelota y eso es determinante. No estaba Rosales para depositar las fichas en él y por más que Saucedo cumplió, su figura no representa lo mismo. Silvani también buscó, pero siempre afuera del área. Entonces, Liendo fue el más inteligente, el más voluntarioso para cubrir funciones de ataque y tapar huecos.
Por eso estaba ahí, dispuesto a definir con un derechazo cruzado cuando Saucedo lo habilitó a los 31'. Era la diferencia que la lepra necesitaba para que la imagen de una copa pudiera divisarse en el horizonte. Por eso el festejo alocado de todos y el suyo en particular, como meciendo a su bebé nacida el viernes.
Y esto se transformó en espejismo un minuto después con el gol de Orozco. Racing empataba y no estaba mal. Lo había tenido cuando Palos se lo tapó a Romero, le desvió el remate a Estévez y se había quedado con una muy buena atajada en los pies de Peralta.
¿Newell's? También había llegado con un derechazo con cara externa de Liendo y otro de Vella que habían pasado cerca de los postes. Por eso, el empate no estaba mal.
Newell's tenía la pelota pero elegía mal los caminos para transportarla. Demoraba, volvía atrás, buscaba largo, no se asociaban sus hombres para jugar. Era muy desprolijo. Y los hinchas ya no aguantaban. Reclamaban. Primero bien, después con insultos. Y ni Veira se salvó.
Iban más de veinticinco del segundo tiempo y la desesperanza ganaba terreno. Ni los cambios pedidos surtieron efecto. Todo fue más de lo mismo. Entonces Racing lo dejó venir para golpearlo de contra, aunque no tuvo esa mano firme para tumbarlo. Y eso que defensivamente el dueño de casa no estuvo parado firme. Por eso fue empate.
¿Por qué? ¿Esta es la realidad de Newell's? Así parece. Al menos lo marcan los números, su irregularidad. Ahí aparece en escena esa visión que muestra a los objetivos trazados en medio de una nebulosa demasiado densa. Como la que se vivió en la tarde-noche del Coloso con este pálido e improductivo empate en uno ante Racing que no copó a los hinchas ni a la Sudamericana.
Síntesis
Newell's 1: Palos 5; Vella 4, Grabinski 4, Ré 5 y Adinolfi 5; Liendo 5 (73' Ponzio), Domínguez 4, Domizi 4 y Manso 4 (76' E. Martínez); Saucedo 5 y Silvani 5 (73' Sacripanti). Suplentes: Pocrnjic y Martorell. DT: Héctor Veira.
Racing 1: Campagnuolo 5; Vitali 5, Orozco 5, Ubeda 4 y Bedoya 4; Romero 5, Bastía 5, Rivarola 4 y Peralta 4 (84' Arce); Estévez 5 y D. Milito 5 (90' E. Ceballos). Suplentes: Cuenca, Amarilla y L. López. DT: Emilio Commisso.
Cancha: Coloso.
Arbitro: Daniel Giménez (5).
Recuadación: No fue dada.
Goles: 31' Liendo (NOB) y 32' Orozco (R).
Amonestados: Orozco (R); Vella, Silvani y Grabinski (NOB).
Expulsados: No hubo.
La Ciudad
