No por nada Miguel Angel Russo había dicho en los días previos que prefería ir ganando desde el comienzo. La frase, que parecía obvia, tal vez no hizo más que adelantar lo que pasó en el Tomás A. Ducó, con un equipo que se notaba netamente superior a su rival pero que al final dependió casi de una carambola para llevarse el triunfo. Central debió esperar entonces a una acción un tanto confusa para desnivelar. Fue en uno de los tantos centros de César Delgado en el complemento que sobró a la defensa local y que encontró a Gustavo Barros Schelotto por el otro lado para darle, no con mucha fuerza, de cabeza y encontrar el providencial rebote en Rodolfo Graieb que terminó descolocando al indefenso Martín Ríos. Iban entonces 38 minutos del segundo tiempo y el propio Rodolfo Graieb fue protagonista, 12 minutos antes de la jugada que revivió al conjunto de Arroyito. Parecía una pelota fácil de sacar, ya que no sólo Graieb trabó fuerte la pelota con Figueroa, sino que también Monsalvo y Alonso participaron de la acción. Pero el lateral derecho quemero se la dejó puntear por Lucho y el balón le quedó a Delgado, quien dribleó entre todos los que les salieron al cruce (seis marcadores) y, cuando enfrentó a Ríos, la tocó al vacío para que Pablo Sánchez decretara el empate para liberar de tensión a un equipo al que el tiempo ya le jugaba en contra. Central sufrió más de la cuenta desde que Alonso apareció con determinación en la medialuna del área tras recibir un pelotazo de Hirsig desde la mitad de la cancha, burlar a Leonforte y Papa, y someter a Gaona con un zurdazo impresionante. Pero al final, sufrimiento más, sufrimiento menos, todo terminó como debía ser.
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