Podría haber sido una tarde de fiesta. Por lo que significa el fútbol, al menos. Por ir a alentar a su equipo, tan solo por eso. Pero no. Para los 500 hinchas que se ubicaron en la popular xeneize el domingo de resurrección terminó en tristeza. Por el resultado y por lo que ya sabían desde antes: la feroz riña de salvajes que terminó con muertos y heridos en la autopista Rosario-Buenos Aires a la altura de Zárate (ver páginas 12 y 13) y que enluta a todos. La presencia de hinchas de Newell's se vio notoriamente mermada porque muchos quedaron varados en el peaje de Zárate por averiguación de antecedentes y para tomarles declaración, además de los heridos y los que murieron. Alrededor entonces de 500 almas revolearon sus camisetas y banderas en la tercera bandeja de populares del estadio de Boca para alentar al conjunto de Héctor Veira, más allá de lo poco que les transmitieron sus jugadores desde el campo de juego. El resultado no compensó la demostración de afecto de los simpatizantes rojinegros, que soñaban con que al fin podrían volver a festejar en la Bombonera. La mentada recuperación tropezó ante la primera piedra, no así el aliento, que volvió a dar una prueba cabal de fidelidad.
| |