Mucho se habló y se especuló en la previa sobre el significado que tenía que tres jugadores rojinegros disputarán su primer partido en la Bombonera. Algo que sin ser determinante era importante. Representaba una prueba de carácter y personalidad para Germán Ré, Leandro Fernández y Sebastián Domínguez. De sus actuaciones dependía en buena medida la suerte de Newell's. Aunque claro está, no era resorte exclusivo de ellos. Y los resultados mostraron que cada uno se acomodó a su manera. Como pudo. Paradójicamente el que más pareció sentir esa presión fue Domínguez, el capitán rojinegro, mientras que el Colorado, el que menos partidos tiene de los tres, se mostró como el más aplomado pese a sus escasos 14 encuentros en primera. A Domínguez le costó amoldarse al partido. De hecho el Bambino lo dejó en el vestuario en el entretiempo. El Negro fue el que más sufrió con Donnet, quien no sólo manejó los hilos del fútbol de Boca como un titiritero, sino puso en apuros a Palos en varias ocasiones. Ni hablar de la jugada que edificó en esa jugada en que Ré le termina ahogando el grito de gol. Domínguez nunca pudo con su movilidad y su habilidad y encima estuvo impreciso en los pases. A diferencia del Negro, el Colorado fue, junto a Grabinski, el punto más alto de una defensa que por momentos se vio desbordada por los delanteros xeneizes. Ré, además de convertirse en el villano de los hinchas boquenses al evitar lo que hubiese sido un gol histórico de Donnet, fue el responsable de que el Pipa Estévez no pesara más de la cuenta en el primer tiempo. Ya en el segundo, cuando las fuerzas fueron mermando, le costó muchísimo controlar al veloz delantero que a esa altura estaba inspirado. Lo del Coti Fernández fue más discreto. Debió lidiar casi toda la tarde con la habilidad desconcertante de Tevez -muy vivo para poner el cuerpo y moverse en espacios reducidos- y ganó y perdió. Demostró personalidad, aunque a veces fue superado claramente. Tres debuts en la Bombonera con resultados contrastantes. Una experiencia que Newell's debería tratar de no repetir ante rivales de jerarquía.
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