La Bombonera ya no tiene la misma fachada de cuando el Bambino dirigía a Boca, allá por el 97 y 98, ni los hinchas xeneizes quedaron enganchados con él. Quizás por ello casi ni prestaron atención a su presencia, esta vez como técnico de Newell's. Por eso caminó tranquilo desde la boca del túnel hasta el banco de suplentes y recién ahí recibió algunos saludos, los que retribuyó levantando una mano como agradecimiento. ¿La causa? Habría que buscarla en que no salió campeón pese a que tuvo todo para hacerlo y que, encima, esa vuelta olímpica la dio River. Pero tampoco sufrió reprobaciones. Lo que se dice un trato normal para con un técnico que hoy atiende en otro banco. Ahora, con el saco de técnico rojinegro le tocó visitar por primera vez a Boca, trocando lo que había vivido en aquellos años al enfrentar a Newell's en La Boca. Donde el 14 de septiembre del 97, por el Apertura, se retiró ganador por 2 a 1, con goles de Diego Maradona, de penal, y Guillermo Barros Schelotto (Lujambio marcó el de la lepra). Y esta primera vez se dio justo cinco años después de su último partido como entrenador de Boca, que había sido el 18 de abril del 98 con el empate 1 a 1 ante Central. Fue su última visita ya que cuando dirigió a Lanús no lo hizo en La Bombonera. A esto debe sumársele que el choque con otro técnico de primer nivel como lo es Carlos Bianchi no trajo aparejado ni un saludo entre ellos, ya que no se cruzaron en ningún momento. Ni en el ingreso al campo en ambos tiempos (siempre entró primero Newell's) ni en los finales. Quedó para alguna revancha con el saco de DT rojinegro buscando el triunfo que a Ñuls se le niega en la Boca hace tanto tiempo.
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