Ninguno se apartó del camino que venía transitando en el Clausura. Cada uno siguió su rumbo. Uno, el opulento y lleno de figuras rutilantes, ganó con autoridad y se mantiene arriba en la punta del torneo. El otro, más chico y austero, perdió y sigue consumiéndose en la medianía de la tabla sin poder disimular su pobreza futbolística. Boca terminó siendo una expresión demasiado ambiciosa para un Newell's que no tuvo respuestas futbolísticas ni mucho para oponerle a este compacto y sólido equipo de Bianchi. En la previa, todo parecía estar a pedir de los xeneizes y así salió. Nada ni nadie pudo cambiar el rumbo marcado (los rojinegros no pudieron quebrar la racha de 16 años sin ganar en esa cancha). Boca apuntaló la cómoda victoria desde el desequilibrio gravitante de sus individualidades y Newell's sólo lo pudo aguantar hasta el primer gol. Después, las diferencias fueron notorias. Mucho más en el juego que en el resultado. Por eso, tal vez, los rojinegros se fueron de la Bombonera con el desencanto a cuestas, pero sin frustración. Con la mirada clavada en el piso, pero sin dramatizar por el resultado. Conscientes de que hicieron lo que estaba a su alcance, aunque eso como quedó expuesto con total crudeza ayer no haya alcanzado ni siquiera como para inquietar un poco al ayer seguro fondo xeneize.
El desequilibrio permanente de Matías Donnet, a espaldas de los volantes rojinegros, la ubicuidad de Battaglia, las gambetas endiabladas -aunque a veces más efectistas que efectivas- de Estévez, y el "aguante" de Tevez fueron demasiados argumentos para el equipo de Veira, que sólo le opuso orden y amor propio, pero que le dio muchas ventajas en la zona de contención y en la de gestación, lo que derivó en un equipo frágil y endeble defensivamente, sin vuelo futbolístico ni profundidad en ofensiva.
De poco le sirvió ese arranque atrevido en el que salió a mojarle la oreja a Boca, a jugarle sin complejos ni prejuicios. Con una postura que asombró a propios y extraños y que hizo que los xeneizes se vieran sorprendidos por la propuesta. Claro, al fin, no son muchos los que le salen a jugar de igual a igual en esa cancha. Pero sólo fue un espejismo. Bastó que Donnet -la figura de la cancha- empezara a tener contacto con el balón para que los xeneizes encontraran los espacios que necesitaban sus delanteros para inquietar a Palos, que tuvo que esforzarse varias veces para mantener el cero en su arco. Como cuando el Colorado Ré cerró presuroso sobre la línea de gol una jugada maradoniana que edificó el mismo Donnet.
La presión en el medio de Boca fue inclinando la cancha hacia el área rojinegra. Y ese trabajo dio sus frutos, a los 38, cuando Battaglia cabeceó al gol un córner muy bien ejecutado por Tevez.
De ahí en más Boca profundizó su dominio y Newell's le terminó de dar forma a su improductividad. El Bambino intentó variar el rumbo con los cambios, pero en esencia nada cambió. Sólo fue una insinuación de mejoría que duró poco. Enseguida todo volvió a la normalidad. Su equipo siguió paseando su impotencia y Boca manejando el trámite a su antojo. Encima, Estévez encontró el segundo al llevarse la pelota por delante y definir ante Palos. Los minutos restantes sólo sirvieron para que la brecha se ampliara y Bianchi guardará jugadores pensando en la Copa. Y para que Newell's volviera a exhibir con crudeza su carencia futbolística ante uno de los líderes del torneo.
Síntesis
Boca 2: \Abbondanzieri 6, Calvo 5, Schiavi 6, D. Crosa 6, C. Rodríguez 5, Villarreal 5, Battaglia 6, M. Delgado 6 (57’ Cagna 5), Matías Donnet 8 (66’ Pinto 5), Estévez 7 (80’ Gmo. B. Schelotto), Tevez 6. Suplentes: Caballero y Burdisso. Técnico: C. Bianchi.
\Newell's 0: \Palos 5, Vella 5, Grabinski 6, Fernández 5, Ré 6, Liendo 6, Domínguez 4 (46’ Villar 5), Domizi 6 (76’ Kmet), Manso 5 (76’ Saucedo), Rosales 6, Silvani 4. Suplentes: Pcrnjic y Adinolfi. Técnico: H. Veira.
\Cancha: Bombonera. Arbitro: Gabriel Favale (6). Recaudación: 252.903 pesos.
Goles: 38’ Battaglia (B) y 65’ Estévez (B). Amonestados: Grabinski y Domizi (NOB), Battaglia (B).