Fue la primera vez. Por eso el festejo loco y descontrolado. Cristián Grabinski metió un cabezazo que tuvo destino de gol y se sacó la mufa. Edgardo Adinolfi se encargó de un tiro libre y con un zurdazo perfecto liquidó el duelo y terminó con las aspiraciones tatengues de por lo menos rescatar un punto de su estadio. Y los dos le dieron no sólo el primer triunfo de visitante a Newell's, sino que también marcaron su debut en las redes con la casaca rojinegra. Iban 33 minutos de la primera etapa. Centro al área y Grabinski que mete un cabezazo certero con destino de gol y la sensación del grito de gol que se instala por primera vez en los 73 partidos que disputó en primera división. "Sentí una alegría enorme, no sólo por el tanto sino también porque nos permitió ponernos arriba en el marcador", dice el Mudo en una tumultuosa miniconferencia de prensa, realizada en la puerta del vestuario visitante. Y enseguida confía: "Fue una jugada que practicamos en la semana y por suerte nos salió bien". En otro sector del lugar Adinolfi también contaba sus sensaciones. Porque volvió a jugar después de estar varias fechas afuera por lesión y porque con su tanto terminó de sellar una victoria llena de sufrimientos. "Este tanto fue muy importante a nivel personal y de equipo, porque el triunfo no fue fácil lograrlo. Con ese tanto de tiro libre pudimos asegurarnos los tres puntos", recordó. El uruguayo participó en 21 encuentros y después de casi un año jugando en el Parque llegó al tanto tan esperado y que le tributó a las más de 1.800 almas rojinegras que llegaron a esta ciudad para acompañar al equipo del Bambino Veira. Después de las palabras de rigor los dos, junto al resto del plantel, se subieron al ómnibus.
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