Beatriz Lecumberri
Basora. - Miles de iraquíes que no pudieron huir hasta ahora de los violentos combates de Basora celebraron secretamente ayer que los tanques británicos destrozaran la estatua de Saddam Hussein en la plaza mayor de la localidad. Muchos de los centenares de iraquíes que consiguieron por fin abandonar Basora recalcaron que para los ciudadanos "presos" en el interior de la ciudad, la destrucción de la estatua fue el inicio de la "liberación". "Los militares (iraquíes) nos conocen a todos. Van casa por casa y nos dicen «¿Qué hacen ahí parados? Tomen un arma y luchen con nosotros». Si uno se niega, lo obligan o lo matan", explicó Yassem, un iraquí que ayer abandonó la ciudad. Su testimonio coincide con el de decenas de ciudadanos que dejaron atrás sus hogares de Basora en las últimas horas y partieron hacia el sur del país, donde confían encontrar tranquilidad y agua potable, cortada desde hace una semana. En sus rostros el alivio de dejar atrás los combates se mezcla con el miedo, ya crónico, a los defensores acérrimos del régimen de Saddam Hussein, que fueron incluso capaces de dispararles para que no abandonaran la ciudad. "Creen que si Basora se queda vacía de civiles será fácil para las tropas extranjeras acabar con la ciudad", explican. A todo ello se suma también la desconfianza hacia los soldados que registran sus automóviles y sus pertenencias a la salida de la localidad. "Los estadounidenses ya nos olvidaron en 1991, ¿por qué deberíamos confiar en ellos ahora?", se pregunta Saami, un iraquí que el sábado se negó a unirse a la resistencia y recibió una paliza de manos de los milicianos de Bagdad, los mismos que le cortaron una oreja en 1994 por las mismas razones. Los iraquíes que abandonan Basora explican también que en las últimas horas la ciudad ha sido objeto de bombardeos precisos y perfectamente dirigidos contra los milicianos de Saddam Hussein, lo cual hace sospechar que las fuerzas especiales estadounidenses podrían estar dentro de la localidad"El domingo de madrugada, entre las 2 y las 6, fue bombardeado un gran cuartel de las fuerzas militares iraquíes. Muchos de ellos se refugiaron en un edificio civil contiguo que estaba vacío que fue inmediatamente atacado", explicó un estudiante llamado Kamal. Según los británicos, "es la estrategia del miedo. Sabemos que la Guardia Republicana obliga a luchar a todos los hombres de entre 16 y 60 años. Pero los ciudadanos saben que hemos venido a ayudarles y esperan que les libremos de Saddam Hussein cuanto antes", aseguró el capitán Truman. Pero según los militares británicos, la batalla de Basora está siendo sorprendentemente larga y no hay por ahora signos de que la resistencia presentada por "más de 2.000 milicianos" se vaya a apagar. La posibilidad de que la población de Basora se rebele es en este contexto, muy remota. "Sería un suicidio porque si lo hacen y nosotros nos vamos sin finalizar bien nuestra tarea los milicianos vendrán a buscarlos y los matarán", admitieron. (AFP)
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