José M. Petunchi / La Capital
La debacle futbolística que había entregado el equipo ante Central suponía a priori que Héctor Veira iba a realizar varias modificaciones para enfrentar a Chicago. Sin embargo, sólo realizó los dos cambios obligados: Leandro Fernández y Diego Villar en lugar de los suspendidos Cristián Grabinski y Julián Kmet. El Bambino le tiró una presión importante a los dos pibes, que tenían una buena chance para mostrarse pero, a la vez, mucho para perder. Y en general, cumplieron. No obstante, la sensación que entregó los 90 minutos, es que el volante dejó una mejor imagen que Leo, sobre todo por lo hecho en el primer tiempo. A Fernández, quien jugó buena parte del encuentro con una molestia luego de recibir un planchazo en el primer tiempo, le jugaron en contra los innumerables problemas defensivos que volvió a evidenciar el equipo. Para ambos era una buena prueba de cara al futuro inmediato, sobre todo teniendo en cuenta las declaraciones que Eduardo López le hizo en forma exclusiva a Ovacion en su edición del último viernes, cuando dijo que "algunos jugadores habían cumplido un ciclo". Al margen de que esto deja mucha tela para cortar, no es prematuro imaginar que, habiendo quedado un poco lejos de los objetivos trazados, se le empiece a dar prioridad a algunos jugadores que hasta acá no tuvieron continuidad, en desmedro de otros que la tuvieron y no la supieron aprovechar. A partir de ahí se hacía importante conocer el rendimiento de estos jugadores. Villar fue el que mejor respondió. Tuvo dinámica, aportó un poco de fútbol a un equipo que carece de un conductor natural y pese al momento, la pelota no le quemaba en los pies ni se escondía a la hora de pedirla. "Es un pibe, no es mucho lo que se le puede pedir", dijo el Bambino después a la hora del balance. Sin embargo, entre lo que entregó el pibe de Mar del Plata y lo que poco -o nada- que dejó Kmet hasta acá, sería un acierto que Veira le de más minutos al juvenil volante. Lo de Fernández es diferente. El pibe tuvo una discreta actuación, la que se vio opacada en gran medida por los errores defensivos que entregó el equipo. Le ganó en casi toda la noche a Ceballos, pero las dos veces que lo dejó llegaron los goles del equipo de Mataderos. Pero tanto en un caso como en el otro, tienen el crédito abierto para tener más minutos en un equipo que sigue sin lograr lo que la gente le pide. No fueron mucho más que el resto, pero tampoco menos que nadie. Incluso la actuación de Fernández estuvo por encima de la de su colega de zaga Sebastián Domínguez, nada menos que el capitán del equipo. Otra de las cosas que entregó la lluviosa noche del Parque es que el volante Elvio Martínez se ganó al menos más oportunidades en un equipo que tiene fútbol en escasas dosis y que desde sus pies le puede aportar una frescura que hace varias fechas nadie muestra en el plantel.
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