¿El empate cambió el clima en Newell's? La respuesta es un "no" rotundo. La tempestad que se inició tras la derrota de hace siete días en el Gigante permanece intacta. El pronóstico meteorológico en el Parque sigue siendo inestable. Y la sensación térmica de los hinchas continúa en franco aumento. La penosa igualdad ante un Nueva Chicago que lucha por la permanencia sólo sirvió para calmar la ola de insultos y silbidos que se preparaban para el final de un encuentro con ánimos cambiantes.
La semana rojinegra para los jugadores había sido terrible. Obviamente en lo anímico. Levantar la autoestima fue un duro trabajo. Tan es así que se necesitó la presencia del presidente en Bella Vista para apoyar al plantel. Se sabía de antemano que ante Chicago se jugaban muchas cosas. La frase, contundente, de López "hay jugadores que cumplieron un ciclo" retumbó en cada rincón de la concentración. Y con toda esta mochila a cuestas salieron los conducidos por el Bambino a un ruedo que se presentó ideal en cuanto a recibimiento y fiesta previa preparada.
Todo lo vivido días atrás parecía haber quedado en el cofre de los malos recuerdos (ver página 6). Los hinchas intentaban entregar el escenario ideal para descomprimir la tensa situación. Con todo esto Newell's trató de convencerse de que podía doblegar a un Torito herido. Pero claro, se encontró con su crisis futbolística. La de siempre. Porque Marino no generaba fútbol y el equipo carecía de un conductor. Entonces, chocaba constantemente con un Chicago sólido y ordenado.
"Dale Ñubel, carajo", bajaba de la popular. Un síntoma claro de fastidio, porque los de Veira tenían el dominio territorial, pero carecían de ideas para terminar una jugada en el arco de Orcellet. El déficit leproso era tal que recién a los 33' se produjo la mejor chance de gol. Vella le puso una pelota bárbara a Rosales, pero el mano a mano lo ganó el arquero visitante.
Pero los de Mataderos, que supieron aprovechar la endeblez del local, llevaron zozobra al arco de Palos. Y Lulú respondió ahogándole el grito de gol a Santana y Serrano. Hasta que Rosales puso algo de paz en el Coloso en el cierre del primer capítulo.
Ceballos equiparó el marcador en el arranque del complemento. Y otra vez a remar. Domizi avisó dos veces, pero no se le dio. Ceballos se encontró con otra chance y aprovechando el quedo defensivo puso a su equipo en ganador.
Otra vez la tempestad se instaló en el Coloso. Parecía que iba a ser difícil soportar tamaña presión. Encima, con los hinchas colgados en el alambrado se preveía la suspensión. Pero Sequeira. . .
Cuando todo parecía liquidado, nuevamente apareció Rosales. Y no sólo para convertirse en el salvador, sino en el bombero que necesitaba Newell's para apagar el incendio.
Síntesis
Newell's 2: Palos 6; Vella 5 (74' Saucedo), Fernández 5 (88' Liendo), Domínguez 4 y Ré 6; Villar 6, Ponzio 5, Domizi 5 y Marino 4 (74' Martínez); Rosales 8 y Silvani 5. Suplentes: Pocrnjic y Grech. DT: H. Veira.
N. Chicago 2: Orcellet 7; Argüello 5, C. García 5, Poli 5 y Barbona 4; Serrano 6, Huerta 5, J. Santana 5 (81' Testa) y Amaya 5 (70' Parraguez 5); Carreño 5 y D. Ceballos 7 (90' A. Fernández). Suplentes: Olivera y Jesús. DT: N. Gorosito.
Cancha: Coloso.
Arbitro: Oscar Sequeira (4) \Goles: 45' y 92' Rosales (NOB); 50' y 72' Ceballos (NCH).
Amonestado: Ré (NOB).
Expulsados: No hubo.