A ver, hagámosle un guiño a la memoria. ¿Como era aquella frase que decían los abuelos cuando la mano empezaba a ponerse fulera y la pelota se negaba a entrar? A ver, sí... Fue el típico partido donde "el que hacía el gol ganaba". Y si se toma nota de que el goleador de los noventa minutos fue Paulo Ferrari, lo demás es puro cuento.
Hecha la salvedad del hecho consumado, el análisis de este triunfo canalla ante Lanús puede encararse desde el desarrollo cronológico o desde la arista conceptual, desde referencias individuales o desde el prisma colectivo. Cualquier lectura para este presente que incomoda da lo mismo. Los canallas ganaron bien porque encararon el partido con otro apetito que los granates. Y esa elección para disponerse en el campo de juego los hizo detectar rápidamente sus falencias para cerrar un negocio redondo en casa.
El complot que ideó Miguel Angel Russo con el remiendo de Talamonti en el mediocampo y el esfuerzo de Vitamina para progresar con la tenencia de la pelota oscilando delante de la línea de los volantes, fueron las herramientas clave que empuñó Central para neutralizar cualquier atisbo de reacción en los visitantes. Porque con el despliegue del Oveja le cortó todos los circuitos. Le ahogó todas las posibilidades de enhebrar lo que Lanús hace mejor: la llegada masiva de los volantes y la capacidad de resolución en los últimos metros a favor de la inspiración de Huguito Morales. Abortado el plan rival, la instancia que debía corregir el equipo de Russo era trocar la ansiedad con un gol-gana.
Y ese premio llegó apenas transcurrido el primer segmento del complemento. Los dirigidos por Chiche Sosa siguieron mirando los movimientos de sus rivales y se quedaron en la teoría de la contemplación. Contemplaron tanto que el Loncho Ferrari, ya subido a una moto imparable por el sector derecho, llegó solo a posición de gol y plasmó en la red lo que Central merecía desde hacía un tiempo en el juego.
El juego de la conveniencia
Lo que vino después fue un poema a la conveniencia. Los ingresos de Erroz por Vitamina y del chaqueño Herrera por Delgado intentaron oxigenar el trámite y buscaron la complicidad del paso de los minutos.
A esa altura ya no importaba la manera en que Central se aferraba a los tres puntos. Vale aclarar que por lo observado anoche, a los canallas nunca les interesó demasiado si el gol llegaba como consecuencia de un jugaba elaborada o con el tuje de algún jugador.
A este equipo de Central se les adivina pasta de superación. Porque floreció cuando las equivocaciones no cesaban su impulso. Esta vez un acierto, aunque sea aislado, cotizó más que una cadena de errores. Y Central hizo valer esa buena estrella para engordar su caja de ahorros con un dinerillo que tenía que cobrar más allá de las dificultades que presentara el caso.
Síntesis
Central 1: \Gaona 5, Ferrari 5, D. Díaz 6, Carbonari 6, Cárdenas 7, Messera 5, Talamonti 7, P. Sánchez 6 (80’ Erroz), Papa 4 (60’ Ruggiero 5), Delgado 6 (86’ Herrera), Figueroa 5. Suplentes: Castellano, Marcelo Quinteros. Técnico: M. A. Russo.
\Lanús 0: \C. Flores 6, S. García 4, Alessandria 5, Galván 5, Eros Pérez (4’ M. Romero) 5, Salomón 5 (64’ Risso) 4, Carboni 6, C. Moreno 5, H. Morales 5, Mannara 4, Bustos Montoya 4 (57’ Irribarren) 4. Suplentes: Pezzutti y Pucheta. Técnico: Osvaldo Sosa.
\Cancha: Gigante de Arroyito. Arbitro: Roberto Ruscio 5. Recaudación: $ 137.116.
Gol: 61’ Ferrari (RC). Amonestados: Talamonti, Ruggiero y Herrera (RC) y M. Romero (L). Expulsados: No hubo. Incidencias: No hubo.