| Los rosarinos lo saben bien, a tal punto que cualquier referencia al tema suele desembocar en sobrentendidos: la compañía que los provee de energía eléctrica dista de ser un modelo de eficiencia. Sin embargo, ese multitudinario y silencioso consenso -que se erige en diagnóstico lapidario sobre la calidad de una gestión- no resulta suficiente para modificar el transcurso de los hechos. Por el contrario, completamente ajenos a las permanentes quejas de los usuarios, los responsables de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) continúan dirigiendo el barco por el mismo, imperturbable rumbo. Semejantes niveles de sordera provocarían sorpresa en cualquier sociedad medianamente ordenada. Pero en la Argentina, muchas veces, el acostumbramiento al caos y la resignación ciudadana a convivir con el abuso permiten la continuidad de lo injustificable... |