Año CXXXV
 Nº 49.442
Rosario,
domingo  07 de
abril de 2002
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La Justicia investiga al BGN por varios casos de lavado de dinero
Ascenso y caída de dos banqueros que fueron mimados por el poder
Según Servini de Cubría, el banco de los Rohm perjudicó con sus maniobras a la economía nacional en general

El 23 de enero pasado, cuando la policía le mostró la orden de detención firmada por la jueza federal María Servini y lo bajó del avión de Lufthansa que estaba a punto de partir a Francfort (Alemania), el menor de los hermanos Rohm, Carlos (55), quizá ya sabía que se había cerrado una etapa: el de hacer millonarios negocios, que -según la magistrada- "causaron un perjuicio al sistema financiero nacional y, por ende, a la economía nacional en general".
No por nada estaba a punto de dejar Argentina, siguiendo a su hermano mayor, José Puchi (56), quien un día antes había volado a Suiza y hoy se encuentra prófugo de la Justicia, aparentemente en Estados Unidos.
Los Rohm centralizaron sus operaciones financieras en el Banco General de Negocios (BGN), cuyo gerenciamiento se encontraba en sus manos pero que cuenta con poderosos inversores externos.
El BGN -cuyas oficinas y varias oficinas fueron allanadas en enero pasado- está siendo investigado por la Justicia ya que existen fundadas sospechas de ser el principal responsable de las operaciones de lavado de dinero proveniente no sólo de varios escándalos (como el de IBM-Nación, IBM-DGI, las inversiones en el país del BCCI, que perteneció al magnate saudita Gaith Pharaon y la venta de ilegal de armas, entre otros), sino también del narcotráfico. Recientemente se agregó otra causa: la fuga de capitales atrapados en el corralito instaurado en diciembre pasado.
Cuando se registraron los allanamientos referidos, la diputada Graciela Ocaña, una de las que denunciantes de la causa, aseguró que "se allanó el banco más sospechado de haber guardado el dinero de la corrupción". Por su parte, la legisladora Elisa Carrió consideró que las oficinas requisadas eran "cuevas donde podría encontrarse documentación negra de fuga y lavado de dinero en la Argentina".
Si bien la cruzada antilavado puso a los Rohm en la picota pública, durante los 90 los hermanos fueron los banqueros del poder. Está fresca aún la imagen sonriente del norteamericano George W. Bush, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, los uruguayos Luis Alberto Lacalle y Jorge Batlle (en ese momento, actuales, ex o futuros presidentes) rodeando a Carlos Rohm en su departamento del Barrio Norte en Buenos Aires el 1º de diciembre de 1999.
En la década pasada, José (actual presidente, aunque con licencia, del directorio del Nuevo Banco de Santa Fe) fue un habitué de los cumpleaños de Carlos Menem y su banco era el preferido del menemismo.
Caídos en desgracia, hoy Carlos Rohm (vicepresidente del BGN) está detenido con prisión preventiva, acusado por el supuesto delito de subversión económica, y se le impuso un embargo sobre sus bienes hasta cubrir 100 millones de pesos. Servini sospecha que el banquero y su prófugo hermano José serían "dos cerebros de una maniobra financiera que se instaló en el país desde la década del 80: la fuga de capitales y el vaciamiento del sistema bancario".
En el auto de procesamiento al banquero, se dice que "se pudo acreditar la existencia de una operatoria financiera de carácter marginal funcionando fuera de los canales institucionales reglados por la respectiva normativa. Estas maniobras son atribuibles a Carlos Rohm, Rufino Basavilbaso de Alvear, Adrián Couce, y estarían incluidos también en ellas José Rohm y Carlos Félix Pando Casado, encontrándose estos dos últimos prófugos y con pedido de captura.
Luego destaca que "la estrategia del Grupo Rohm se vincula con otras entidades del sistema financiero argentino, por lo que es dable concluir que no estamos ante la presencia de hechos ilícitos que afecten intereses de un determinado conjunto ciudadanos, sino de un hecho ilícito de una envergadura tal que permite aseverar que ha causado un perjuicio al sistema financiero nacional y, por ende, a la economía nacional en general".

Al por mayor
El BGN es un banco mayorista, es decir, no tiene como clientela al gran público sino que atiende negocios con grandes inversores, con el gobierno o con otros bancos. Tal vez haya sido por eso que personajes protagónicos de los casos investigados lo eligieron para sus operaciones financieras.
Con sede en Esmeralda 120 de la Capital Federal, el banco no aparenta demasiado. Otra visión puede tenerse si se repasa su directorio, conformado, entre otros, por el ex ministro de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz y Adalbert Krieger Vasena, ministro del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía.
Fue durante la gestión de Martínez de Hoz en Economía que el Banco Central le dio a la financiera creada en 1959 por los Rohm la autorización para operar como banco comercial.
Mulford, ex subsecretario del Tesoro norteamericano, también ocupa un lugar como director suplente (en representación del Credit Suisse First Boston). Además de viejo amigo de Cavallo, Mulford tiene experiencia acumulada en hacer negocios en del país. En los años noventa manejó la colocación de títulos de la deuda externa y fue el cerebro de la primera gran operación de megacanje que se conoció como plan Brady. En el 93 se ocupó de la colocación de acciones de empresas privatizadas, como YPF, Segba y la petroquímica General Mosconi y el año pasado fue el principal protagonista del cuestionado megacanje de la deuda pública.

Primera sospecha
El BGN quedó sospechado por primera vez cuando saltó el caso IBM. El banco de los Rohm quedó bajo la lupa por haber transferido al exterior parte de los sobornos pagados por la informatización del Banco Nación. La operación refleja lo que los especialistas llaman la primer etapa en el lavado de dinero, la de colocación. En este primer escalón del proceso, el objetivo del lavador es depositar los fondos en el sistema financiero de manera inadvertida o transportando los billetes físicamente a otros países para colocarlos en bancos extranjeros.
Por este caso estuvo procesado por encubrimiento Carlos Rohm, pero la Cámara de Apelaciones finalmente lo sobreseyó. Su hermano José había pasado por una experiencia similar: fue imputado en el caso IBM-DGI también por encubrimiento y el juez Carlos Liporaci le dictó la falta de mérito.


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