El Banco General de Negocios (BGN), que controla al Nuevo Banco de Santa Fe, propondrá a las autoridades del Banco Central de la República Argentina (BCRA) una suspensión de sus actividades por 120 días. La propuesta de la entidad que presiden los hermanos José y Carlos Rohm, acusados por la Justicia por haber efectuado operaciones ilegales para sacar depósitos del corralito financiero, contempla la creación de un fideicomiso que permitirá separar al Nuevo Banco de su controlante, "para sacarle el ruido del escándalo de los Rohm a un banco que anda muy bien", según trascendió de allegados a la entidad santafesina. El banco de los Rohm está sospechado por operaciones de lavado de dinero y estuvo involucrado en los casos más resonantes que investigó la Justicia argentina durante la era menemista, como los escándalos IBM-Nación, IBM-DGI y el tráfico de armas hacia Croacia y Ecuador. La jueza María Romilda Servini de Cubría investiga la salida de unos 150 millones de depósitos del BGN durante el año pasado, operaciones que se habrían efectuado por medio de maniobras fraudulentas para evitar el corralito. Por este caso está siendo procesado el vicepresidente del BGN, Carlos Rohm, mientras que el presidente José Puchi Rohm (a la vez titular del Nuevo Banco, con licencia) y el director ejecutivo Carlos Pando Casado permanecen prófugos. Fuentes del BGN consultadas por La Capital responsabilizaron ayer a las "persecuciones judiciales" y a la complicada situación del sistema financiero en general por los problemas de liquidez que atraviesa la entidad. Criticaron además la escasa asistencia del Banco Central en materia de redescuentos, al haber recibido apenas 55 millones contra los 14 mil que recibió el resto de la banca. Con ese marco plagado de dificultades, el BGN se apresta a oficializar mañana un pedido de suspensión de actividades (sería por 120 días, según consignó ayer el diario porteño La Nación). Voceros del BGN consignaron que se está trabajando con las autoridades del Banco Central y los accionistas extranjeros JP Morgan Chase, Dresdner y Credit Suisse First Boston, para encontrar una salida. Como los inversionistas internacionales no están dispuestos -al menos en el corto y mediano plazo- a capitalizar el BGN, propondrán la creación de un fideicomiso financiero que incluya al Nuevo Banco de Santa Fe, títulos públicos y una parte de la cartera crediticia del BGN. Esto permitirá a la entidad santafesina "que se encuentra en muy buena situación de liquidez y solvencia, quedar separado formalmente del BGN y continuar operando en forma totalmente normal", bajo la administración de un directorio independiente de la gestión de los Rohm. Los directivos del BGN se comprometen además a transferir al fideicomiso "suficiente cantidad de activos" para cubrir el pago total de los depositantes de la entidad que será suspendida. Según consignó el diario La Nación en su edición de ayer, el Banco Central objeta la posibilidad de utilizar las acciones del Nuevo Banco como una eventual garantía para esos pagos. Desde el gobierno provincial, el ministro de Hacienda, Juan Carlos Mercier, salió a desmentir toda posibilidad de reprovincializar el Nuevo Banco, mientras que otros funcionarios dijeron en off que siguen "con atención pero sin preocupación" la crítica situación que atraviesa su controlante (ver aparte). De todos modos, la administración de Carlos Reutemann monitorea de cerca el caso que en caso de estallar no dejaría de salpicarlo. En su momento pidió un informe de situación al titular del Banco Central, Mario Blejer, e incluso trascendió la realización de gestiones ante algunos de los accionistas extranjeros para solucionar el problema. La clave consiste en alejar a los hermanos Rohm de los destinos del banco provincial, pero esa no es una tarea sencilla. Por un lado hay que arreglar la salida de los que están manchados por el escándalo, pero también hay que encontrar a banqueros sustitutos dispuestos a tomar la posta. En su momento de que el Citibank podría estar dispuesto a acceder a la entidad santafesina, pero lo cierto que en el escenario financiero actual los grupos que tienen posiciones tomadas sólo piensan en cómo ajustar o eventualmente retirarse. Otra posibilidad que sonó aún con más fuerza es que el Credit Suisse diera un paso al frente, pero la respuesta fue que ahora no están dadas las condiciones para hacerlo. De todos modos, se asegura que los suizos habrían dejado la puerta abierta para más adelante, pensando en un horizonte de una Argentina menos descalabrada que la actual. La figura del fideicomiso sería como un stand by para llegar a ese destino.
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