Alejandro Cachari / La Capital
Dicen que el sábado es el día en el que la Copa Davis adquiere su verdadera dimensión, llega a su punto culminante. Más allá de cómo venga la serie, la efervescencia se hace presente en el dobles, generalmente un choque mucho más emotivo, peleado, conflictivo y hasta polémico que los singles. Así fue ayer en el Buenos Aires Lawn Tennis, Croacia prorrogó la agonía para la última jornada tras sacar adelante un partido que estaba dos sets abajo y después de levantar un match point sobre el saque de Ljubicic en el décimo juego del último parcial. Después de 3 horas y 23 minutos, la dupla compuesta por Ivan Ljubicic y el enorme Goran Ivanisevic se impuso a los argentinos Guillermo Cañas y Lucas Arnold por 4/6, 2/6, 6/3, 6/0 y 8/6. El partido sufrió una interrupción de 90 minutos por lluvia cuando los europeos se imponían por 3/0 en el cuarto set. Pero el traspié argentino debería ser una anécdota si no hubiera surgido una firme versión, ayer en el Lawn Tennis, sobre la presencia de Ivanisevic en el quinto punto frente a Gaudio en lugar del juvenil Ivo Karlovic. Claro que eso se produciría siempre y cuando Ljubicic iguale la serie y para eso deberá derrotar a Juan Ignacio Chela. Reglamentariamente los croatas tienen la venia para modificar a sus jugadores hasta una hora antes de los partidos. Además, el match terminaría con el enfrentamiento del número uno de Croacia contra el dos de Argentina, encuentro que corresponde a los días viernes. Lucubraciones al margen sobre la presencia del ganador de Wimbledon -y fantasmas también- el equipo de Gattiker tiene una ventaja que debería hacer valer sin inconvenientes esta tarde, pero... Hubiera sido mejor terminar con la serie ayer. Los croatas parecían derrotados al final del segundo set y es probable que Cañas y Arnold hayan tenido la misma sensación. En un santiamén todo se emparejó: dos sets iguales y a empezar de nuevo. Por entonces el saque de Ljubicic era un estiletazo inmanejable y la jerarquía de Ivanisevic un peso difícil de acarrear sobre las espaldas. Era tarde. Ni la garra de un Cañas muy combativo, ni la inteligencia de Arnold para jugar dobles pudieron frenar al tren balcánico que festejó en el primer match point que dispuso con el saque de Ljubicic. Esta historia continuará.
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