Los marines norteamericanos llegaron a la más misteriosa, desconocida y solitaria pista aérea del mundo, una "joyita" -según la leyenda, ya que nunca antes la vio ningún occidental- que hizo construir Osama Bin Laden para transportar drogas a Medio Oriente y armas a Afganistán. La pista de Dolangi se desarrolla sola entre las dunas del desierto, en el pobrísimo Afganistán meridional, 90 kilómetros al sudoeste de Kandahar, la base política de los talibán, casi en el límite con la vecina provincia de Helmand. Ni siquiera los habitantes locales saben cómo es. La zona estaba bajo control de los legionarios árabes de Al Qaeda -la red de Bin Laden- que no permitían que nadie se acercara. Los marines llegaron en el corazón de la noche, con helicópteros. Al fin de la jornada eran un millar, dijeron los norteamericanos. Los demás -en total se prevé que serán unos 2.000- llegarán en las próximas horas, para combatir contra los últimos talibán del mulá Omar, aún decididos a resistir en Kandahar, y los mercenarios de Osama, el hombre que Estados Unidos prometió capturar "vivo o muerto".
Antiguamente, en tiempos de la monarquía, la pista de Dolangi era usada por pequeños aviones privados de la aristocracia, que llevaban a los nobles a cazar antílopes. Algunas fuentes paquistaníes sostienen que luego se convirtió en el principal aeropuerto de Bin Laden. Se dice, además, que en las cercanías hay un laberinto subterráneo de túneles y escondites. (Ansa)