Poco más de quince días después de las elecciones y sin esperar a atar los consensos políticos básicos a nivel interno y externo, el gobierno anunció ayer las líneas generales de un paquete de medidas. Los ejes son la reestructuración de la deuda pública a tasas que no superen el 7%, el incentivo al consumo a través de una rebaja en los aportes a las AFJP y la reducción del IVA para las compras con tarjeta de débito, una amplia moratoria fiscal y previsional, y la reestructuración del sistema de atención social, que incluye la desaparición de los programas Trabajar.
Las medidas se dieron a conocer en etapas. El presidente Fernando de la Rúa explicó los principales títulos a través de un mensaje por cadena nacional y minutos después el ministro de Economía, Domingo Cavallo, adelantó algunos aspectos del plan de reestructuración de deuda con el cual el gobierno pretende ahorrar 4 mil millones de dólares en intereses, durante el año 2002. Lo hizo en el Banco Nación, ante un auditorio con escasez de representantes del sector financiero.
En su alocución televisiva, De la Rúa pidió un consenso "patriótico" en torno de las medidas, que apuntan a que "la Argentina deje de ser conocida en el mundo por ser el país del default". Cavallo subrayó que la reestructuración será voluntaria y dijo que "llegó la hora de bajar la carga de la deuda".
El corazón del canje de pasivos nacionales o provinciales será el reemplazo de los actuales títulos por tres bonos garantizados con la recaudación, siempre y cuando la tasa no supere el 7% anual o la Libor más 3 puntos. Según señaló el jefe de asesores del ministro, Horacio Liendo, la garantía no afectaría más del 10% de los ingresos fiscales. En una primera etapa, la operación se realizará sin avales adicionales por parte de organismos multilaterales de crédito y apuntará fundamentalmente a los acreedores locales.
Paralelamente, el Palacio de Hacienda seguirá trabajando en el armado de un canje global de títulos que pueda seducir a los inversores internacionales. El sistema planteado es hijo de la falta de apoyo de organismos internacionales, que no aceptaron en esta instancia ampliar los avales que ofrecieron en agosto pasado. Cavallo aseguró que "Argentina es campeón en recibir ayuda del FMI" y señaló que no habrá que esperar más auxilio hasta que no se recree la confianza.
Liendo agregó que se avanzó en la reestructuración en dos etapas a partir de las sugerencias que el secretario del Tesoro de Estados Unidos hiciera en su momento, en el sentido de poner primero en marcha el programa a nivel local.
Tanto el presidente como Cavallo aseguraron que la reestructuración anunciada no es forzosa ni implica una cesación de pagos aunque, de hecho, el jefe de Hacienda metió presión a los acreedores al asegurar que la mejor forma de que sus activos sean seguros es que Argentina sea solvente.
El gobierno también anunció una amplia moratoria fiscal y previsional para que los contribuyentes se pongan al día con las deudas impagas hasta el 30 de septiembre pasado. El plan contempla mecanismos de capitalización y el pago con títulos de deuda pública.
Aliento al consumo
Según Cavallo, el canje de deuda, el salvataje de empresas y el retiro del Estado del mercado de crédito permitirá una sustancial rebaja de la tasa de interés. Desde el lado de la demanda, esta política debería estar apoyada por un estímulo al poder de compra. En ese sentido, el paquete contempla un "aumento salarial" vía la reducción del 11% al 5% en los aportes previsionales al sistema y la devolución de 5 puntos del IVA sobre las compras que se realicen con las tarjetas de débito correspondientes a cuentas de pago de sueldos, jubilaciones y pensiones, asignaciones familiares y otras prestaciones sociales.
El gobierno también confía en movilizar el mercado interno a través de una reformulación del gasto social, que incluye la eliminación de los planes trabajar y su reemplazo por un nuevo sistema de beneficios a familias con ingresos menores a mil pesos, generados a través del trabajo formal o informal, ancianos sin recursos y desocupados. Según explicó la ministra de Seguridad social, Patricia Bullrich, las asignaciones serán por un monto unitario inferior al del plan Trabajar pero aclaró que "con ese programa se llegaba a 70 mil personas y con el nuevo esquema queremos llegar a 5 millones de niños y 500 mil abuelos".
De los anuncios de ayer quedaron excluidos los ítems relacionados con el ajuste del gasto que, según trascendió, serían introducidos a través de un nuevo proyecto de presupuesto que se enviaría al Parlamento.
El presidente sí enfatizó que se reforzarán las políticas de combate a la evasión impositiva y previsional, a través de la generalización de la bancarización en el pago de salarios y aportes, y el reforzamiento de la autarquía de la Afip. Según explicó Liendo, el organismo comenzará a financiarse con un porcentaje de lo que recaude. De ese plus también depende el aumento de sueldo de los sabuesos.
Las dudas de los banqueros
Los anuncios cerraron una jornada en la que el riesgo país quebró todos los registros históricos, las tasas de interés se dispararon a niveles siderales y abundaron las peleas de funcionarios nacionales con gobernadores y banqueros. En la madrugada de hoy, el riesgo país argentino subía en las pantallas de las Bolsas asiáticas y las calificadoras de riesgo pedían tiempo para revisar los decretos y decidir si calificaban con la temible D del default a la deuda soberana. "Si hay algo que queda claro es que estas medidas se lanzaron sin el apoyo del exterior", dijo un banquero.