"La virgen de los sicarios", la película que Barbet Schroeder filmó en Colombia, llega hoy al Village. El filme, ampliamente elogiado por la crítica, narra el regreso del escritor Fernando Vallejo a Medellín, su ciudad natal, que ha sido prácticamente destruida por la mafia de la droga y donde cada calle es un campo de batalla. Vallejo siente que está de vuelta de todo hasta que conoce en un burdel masculino a Alexis, un joven que trabajaba para el cartel de Medellín y está a la deriva, matando y esperando que lo maten. Germán Jaramillo interpreta al escritor. Es un actor con una larga carrera teatral y su último trabajo antes de "La virgen de los sicarios" fue la trilogía "La Orestíada", de Esquilo. "Tuve la suerte de contar con un actor excepcional como es Germán Jaramillo, que no era muy conocido en Colombia porque no había hecho televisión en su país", recordó el director sobre el actor principal, a quien acompañan los jóvenes Anderson Ballesteros y Juan David Restrepo. Con una larga carrera tanto en Francia como en Estados Unidos, Schroeder vivió muchos años en Colombia. Sobre su decisión de volver al país sudamericano para filmar, el director dijo: "Siempre había querido rodar en Colombia, es el país de mi infancia y al que vuelvo todos los años. Hacía años que buscaba un escritor colombiano con el que poder colaborar y descubrí muy tarde a Fernando Vallejo. Fue una revelación". A pesar del amor que le profesa a Colombia, Schroeder no dudó en mostrar con crudeza la realidad social. "En Colombia hay una maravillosa energía vital relacionada con un humor lleno de sarcasmos al que soy muy sensible. En Colombia, uno se ríe de todo, incluso de las cosas más horribles. Es una protección contra los acontecimientos tan duros que les rodean", explicó. El rodaje en la ciudad de Medellín no fue fácil. "Hubo innumerables problemas logísticos debidos la seguridad, pero una cosa que me ayudó mucho es que todo el equipo era colombiano. Como extranjero yo era el único que estaba verdaderamente en peligro, sobre todo por el secuestro. Mis guardaespaldas, que eran de la policía, me explicaron que en la lista de riesgos yo tenía un 7 sobre 10", dijo. Pero para el director, "La virgen de los sicarios" no era sólo una película sobre la violencia en la ciudad de Medellín sino que era también una historia de amor entre hombres. "Para mí era muy importante hacer una historia de amor y tratar la homosexualidad como algo intrínseco a nosotros. Intenté comunicar esto a mis actores. Creo que todo el mundo lleva dentro tendencias homosexuales, no era demasiado duro para ellos ir a buscarlas, pero se puede tener miedo y mi trabajo fue convencer los", dijo. "El protagonista tiene un hermano homosexual y pensaba en el tema", contó el realizador y añadió que el corazón de la película es "una historia de aprendizaje" en un doble sentido: el del escritor que le enseña al chico de la calle, y el del escritor que aprende del muchacho que Medellín ya no es la ciudad de su infancia.
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