Elbio Evangeliste
Los años pasan, pero el amor por ciertas cosas parece eterno. Más aún si en ese conglomerado aparece esa vieja pasión llamada fútbol. Federico Vairo, ese viejo back izquierdo que nació futbolísticamente en Rosario Central y que formó parte de grandes equipos, como la famosa Máquina de River o los Carasucias sudamericanos -también jugó en Racing, Liverpool (Uruguay) e integró el seleccionado argentino en el Mundial de Suecia, en 1958-, es hoy una de las caras visibles, tal vez la más importante, de la filial con que cuenta River en la provincia de Santa Fe, con sede en Rosario. En los días que corren, Vairo está abocado al trabajo con las divisiones inferiores. Trabajo complejo si los hay. Especialmente en tiempos en los que la intervención de los representantes, al anhelo de los padres de encontrar la salvación a muchos problemas, sobre todo los económicos, juegan un rol preponderante y que no hacen otra cosa que entorpecer el crecimiento tanto deportivo como psicológico de los chicos. Sobre esta problemática y muchos otros temas que el fútbol engloba transcurrió la charla entre Ovacion y Vairo, quien en primera instancia se encargó de aclarar cómo surgió la idea de trabajar para la entidad millonaria desde la ciudad que lo vio nacer. "Trabajé muchos años en las inferiores de River y hace un tiempo me propusieron volver a hacerlo. Todos sabemos que los chicos con mejores condiciones no están en la Capital Federal, sino que están en el interior. Como tengo mucho trato con los dirigentes de River y además me muevo en la zona de Rosario me ofrecieron este cargo, más teniendo en cuenta que River no tenía ningún representante en esta zona". "La idea es nuclearlos desde chicos, ya que cuando tienen 15 ó 16 años es difícil encontrarlos libres porque ya están jugando en Newell's o Central. Además se les da un trato especial, no es que van desprovistos a Buenos Aires. Además la mayoría no tienen ni estudios ni trabajo y la idea es prepararlos técnica, física y psicológicamente", agregó. -¿Cómo surgió la idea? -En primer lugar porque yo soy nacido y criado en esta ciudad y además porque está la filial de por medio. Pensamos que la misma podía aportar desde el aspecto deportivo. -¿Su trabajo sería una especie de manager o coordinador? -Sí, el de un coordinador. Yo veo a los chicos, pero por una cuestión de respeto también opinan los entrenadores de cada división. Hay un director general y entre todos decidimos los pasos a seguir. -¿Qué significa que River se haya fijado en usted para llevar adelante este proyecto? -Me alegra, lo que pasa que yo tengo toda una trayectoria dentro del fútbol amateur, ya que trabajé más de veinte años en las divisiones inferiores. Hay muchos jugadores que pasaron por mis manos, entre ellos Hernán Crespo, Matías Almeyda, Leonardo Astrada, Ramón Díaz, Néstor Gorosito, Claudio Caniggia, Pedro Troglio. Uno conoce muy bien lo que es el trabajo en inferiores y por eso es que les gustó la propuesta. Sin dudas que me alegra estar acá, pero creo que hay méritos de sobra para estar ocupando este lugar. -¿Qué se siente haber dirigido a estos jugadores y después ver que son figuras en el fútbol más competitivo del mundo? -La satisfacción es muy grande, especialmente cuando en el caso de alguno de ellos se acuerdan de mí, como lo hizo Crespo en una nota para la televisión italiana, los que les pidieron conocer al primer técnico que tuvo. Esas son cosas impagables.
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