Ni el más optimista de las casi 40.000 almas que poblaron el Coloso podía imaginar promediando la primera etapa que Newell's y River estaban en condiciones de marcar cinco goles. Pero como quizás por su imprevisibilidad el fútbol es el deporte que mueve tanta pasión en el mundo, rojinegros y millonarios sacudieron la modorra marcando en cada ocasión que tuvieron en esos primeros 45'. A los 23' Manso metió un pase bárbaro de taco para Quintana y Astrada lo bajó dentro del área. Un minuto después, Pavlovich no le daba chance a Constanzo pegándole fuerte, a media altura, sobre la izquierda del "uno" millonario. A los 27', Reasco se proyectó decidido por la izquierda, cedió a Quintana pero su centro peligroso fue rechazado a medias por Yepes. Almirón la tomó a 35 metros del arco y se la cedió a Damiani, quien acomodó su cuerpo y despachó un misil que se coló en el ángulo superior derecho de Constanzo. Un golazo fuera de contexto, con un autor no acostumbrado a este tipo de festejos. Newell's lo tenía para el nocaut a River pero estaba claro que a los millonarios no hay que darles respiro. Crosa no pudo contener a Hernán Díaz dentro del área y después resbaló dejándole el gol servido a Saviola a los 38', cuyo remate fue apenas desviado por Damiani. Cuatro minutos después, Ortega ejecutó un tiro libre recto a 30 metros del área y Yepes intentó cabecearla de espaldas al arco sin éxito (Grabinski lo perdió), pero el movimiento desconcentró a Palos, quien dio rebote y se la dejós servida al colombiano, quien compró la oferta y marcó el empate. Y como si le faltaran emociones a esos minutos finales, Saviola recibió libre en la puerta del área un pase de Coudet y cuando le salió Damiani, sólo tuvo que habilitar a Cardetti para que convirtiera. Cinco situaciones, cinco goles.
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