El Congreso tiene previsto convertir en ley mañana el proyecto que le otorga facultades especiales al ministro de Economía, Domingo Cavallo, aunque con la expresa prohibición de utilizarla para producir despidos masivos o rebajar salarios y jubilaciones en el sector público. El jefe de Hacienda logró el consenso legislativo luego de recibir el sorpresivo aval del gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, y de advertir a todos los dirigentes políticos con los que se reunió durante el día de ayer que la Argentina estaba sufriendo un ataque especulativo contra el peso.
Con los mercados protagonizando fuertes oscilaciones, el ministro mantuvo reuniones con Ruckauf, con los jefes de las bancadas legislativas, con el jefe de Gabinete y con el presidente De la Rúa para armar el consenso en torno de su proyecto de competitividad.
La reunión con el mandatario bonaerense, que instó a los legisladores a votar la iniciativa "en las próximas 48 horas" aunque limitando las atribuciones para despedir gente del Estado, cambió sustancialmente el panorama para el jefe de Hacienda. En los mercados, la Bolsa remontó las pérdidas iniciales y cerró con una suba superior al 6% mientras que el riesgo país, que había pasado el nivel de los mil puntos, volvió a los números de tres cifras.
En el plano político, la jugada de Ruckauf, que simultáneamente declaró a su provincia en cesación de pagos respecto de las deudas con proveedores para hacer frente al pago de los vencimientos de sus compromisos externos, metió presión a los legisladores y descolocó a los otros gobernadores peronistas.
El cordobés José Manuel de la Sota optó por insistir en la necesidad de que sea la Alianza la que asegure la votación del proyecto de competitividad, mientras que Carlos Reutemann se quejó de la vocación mediática de Ruckauf y aseguró que el tema está en manos del Congreso.
Allí, mientras el Senado se aprestaba a convertir en ley el primer capítulo del proyecto de competitividad (el que crea el impuesto a las cuentas corrientes), en la Cámara de Diputados se cerraban las negociaciones entre los bloques para declararse en "sesión permanente" durante el fin de semana.
El presidente de la Cámara baja, Rafael Pascual; el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el ministro Cavallo, anunciaron la decisión que posibilitará que hoy sesione Diputados y que a más tardar mañana los senadores aprueben las facultades especiales, con limitaciones.
Frente a los focos de resistencia que subsistían hacia el interior de los bloques, el propio Cavallo puso lo suyo: "No hay ningún impedimento para poner una cláusula de esa naturaleza porque no hay ninguna intención de utilizar esas atribuciones para provocar despidos masivos, bajar suelos o jubilaciones", dijo y desafió: "Es cuestión de redactar la cláusula".
Los sinvergüenzas
Poco después, el presidente Fernando de la Rúa se puso como "garantía" de que los superpoderes iba a ser bien utilizados, e instó al Congreso a aprobar las leyes para "enfrentar a estos maniobreros, sinvergüenzas, que echan a rodar rumores que confunden y perjudican a la economía".
Las maniobras a las que aludió fueron puestas en blanco sobre negro por el propio Cavallo, quien admitió en conferencia de prensa que "hay un ataque al peso y a los títulos de deuda de la Argentina".
Entre otras cifras, como la de un déficit fiscal menor al proyectado por Ricardo López Murphy en el primer bimestre del año, se propaló desde los despachos oficiales la pérdida de reservas de 1.630 millones de dólares desde que se desató la crisis.
Con las primeras líneas acordando la votación de las facultades especiales, funcionarios y legisladores se pusieron a trabajar en una nueva redacción del artículo 11 del proyecto de ley de competitividad, el que contiene el grueso de las atribuciones a delegar. Quedaría afuera el punto que daba potestades al Ejecutivo para transformar "total o parcialmente" a empresas en entes autárquicos y sujetar a su personal a "normas de derecho privado".
Fuentes parlamentarias consultadas subrayaron la "enorme presión" a la que fueron sometidos desde distintos niveles. A la cruzada de Cavallo se sumó incluso el presidente de la UCR, Raúl Alfonsín, que se hizo cargo de una fuerte operación política para disciplinar a su tropa. También el ex presidente Carlos Menem instó a los justicialistas a votar la ley.
Senadores chivos
Entonados, los funcionarios del Ejecutivo intentaron forzar la votación de las facultades en la misma noche de ayer, aunque esa posibilidad era remota. En la Cámara alta, Cavallo dialogó con los peronistas José Luis Gioja, Carlos Verna, Eduardo Menem y Eduardo Bauzá.
La presencia del ministro en el Senado alborotó a los legisladores que estaban debatiendo el impuesto a las cuentas corrientes y que, horas antes, se habían resistido a la posibilidad de recibirlo en el recinto. Cavallo realizó una nueva incursión por la Cámara alta sobre la medianoche, acompañado por el jefe de Gabinete, para redoblar su presión a los efectos de que los legisladores voten el fin de semana.